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A salvo Reverencia Noche de Guardia II Noche de Guardia II

lunes, 9 de agosto de 2021

Érase una vez, en el salvaje, salvaje oeste

La foto de esta noche podría decirse que es una marca hecha en la lista de localizaciones pendientes de visitar. Cuando por 2012 empecé a interesarme por la fotografía nocturna, recuerdo que ya había bastante gente que llevaba un tiempo dándole a esta disciplina. En distintos foros fotográficos y grupos de Facebook, estos fotógrafos iban publicando sus fotos para enseñarnos sus logros y, en la mayoría de los casos, para dejarnos a los que estábamos empezando con la boca abierta. Recuerdo que entre aquellas fotos, había algunas que me llamaban muchísimo la atención. En ellas se mostraban olivos secos que, debido a sus diversas formas, me recordaban mucho a aquellos que podían verse en las películas del oeste. Y la verdad es que no andaba muy lejos de aquella idea, pues se trataba de olivos fotografiados en los escenarios cinematográficos de Tabernas, un pueblo almeriense donde, desde hace muchos años, se graban películas de Hollywood, y donde, en su momento, se filmaron muchos grandes éxitos del cine conocido como Spaghetti Western.

De entre todos los árboles que entre esas fotos aparecían, había uno que era más fotografiado que el resto. Y no me extraña, pues se trataba de un árbol con una forma muy peculiar. Lo que también recuerdo de aquellos días es que pensé que algún día tenía que fotografiar ese árbol. 

Han pasado los años, he hecho decenas de salidas fotográficas, he recorrido miles de kilómetros por toda España para disfrutar de mi afición, pero no fue hasta el año pasado cuando decidí que tenía que conocer Tabernas y llegar hasta ese olivo, si es que aún existía. Además, se me ocurrió que ese árbol, bajo la Vía Láctea, podía quedar espectacular. Por otro lado, no recordaba (no digo que no existiera, sino que no recordaba) haber visto una foto del olivo acompañado del arco de estrellas de la Galaxia, por lo que había un aliciente más para fotografiarlo. Así que en un viaje organizado a Cabo de Gata pensé que esa era una buena oportunidad para hacer una parada en Tabernas, y conocer, no sólo el dichoso árbol, sino el propio desierto, que seguro que sería muy interesante.

La única noche del viaje que iba a pasar en Tabernas, la del viernes en que bajaba a Andalucía, iba a ser la única oportunidad que tendría para poder sacar la foto que iba buscando. Vamos, que sería un todo o nada. Esa noche, ya frente al olivo, pude entender por qué no había fotos, o no demasiadas, del árbol con Vía Láctea: la contaminación lumínica que había a la derecha, originada posiblemente por la ciudad de Almería, hacía que ese lado de la Vía, justo la parte del Centro Galáctico, se perdiera bajo una mancha naranja. Además, fui tarde, lo suficiente como para que la Vía hubiese "girado" tanto como para que el C.G. se colocara justo encima de esta gran cantidad de luz. Aun así hice lo que pude, pero el revelado de la foto no me convenció en absoluto y me emplacé a volver el año siguiente, intentando hacer lo posible por que la contaminación lumínica no me fastidiara la foto. Se me ocurrieron 2 cosas: la primera, ir antes, no sólo en hora, sino en fecha del año, pues la Vía no estaría tan a la derecha como me la encontré. La segunda, valorar la opción de comprarme un filtro que pudiera reducir la cantidad de luz naranja.

Un año después, después de buscar la mejor fecha para bajar, me encontraba de nuevo frente al árbol. En esta ocasión las cosas eran distintas a las del año pasado. Por una lado, la fecha. Casi un mes antes que el año anterior, por lo que la Vía se encontraba más cerca del horizonte y más a la izquierda. La segunda, la hora. En cuanto hubo anochecido, allá que fui. La tercera, un filtro que posiblemente iba a ayudarme a reducir la cantidad de contaminación lumínica. Por otro lado, este viaje me iba a dar 2 noches en Tabernas, lo que significaba 2 oportunidades para poder arreglar en una hipotética segunda noche lo que la primera no pudiera sacar. En esta ocasión, además iba a intentar hacer la foto con mi nuevo juguetito: el MSM tracker del que os hablé la semana pasada y cuya experiencia podéis leer en esta entrada. Esto último era bastante arriesgado pues ésta iba a ser mi primera foto panorámica (y casi mi primera foto, en definitiva). Así que no andaba muy suelto con el cacharro y, aunque la teoría la conocía casi a la perfección, la práctica podría dárseme muy diferente.

Así que fui montando el aparato y, una vez hechas las comprobaciones de nivelado y una vez alineado el aparato con la Estrella Polar, empecé mi foto. Las primeras impresiones fueron buenas. Hacer una foto a 3 minutos con un aparato que va siguiendo el recorrido de las estrellas y que, tras esos 3 minutos, puedas comprobar que las estrellas aparecen en tu foto sin casi rastro de traza, como si fueran puntos, es una experiencia totalmente nueva para mí. Y es una experiencia muy agradable, todo sea dicho. Si, además, te encuentras en un silencio casi absoluto, asociado al conjunto noche + naturaleza, en el que lo único que oyes es el sonido del tracker (un sonido similar al de un grillo por la noche, muy apropiado para el momento) a veces roto por algún coche que pasaba por la carretera que había a unos 300m, es casi inevitable o, al menos lo es para mí, que aparezca una sonrisa en tu cara.

Sonrisa que en un momento determinado desapareció cuando ese silencio del que os hablo se vio roto por el sonido de pasos de algo moviéndose por entre los arbustos que había detrás de mí a unos 20 o 30 metros de donde yo me encontraba. 

La noche tiene eso. Momentos de silencio absoluto en los que, de pronto, oyes unos pasos, un sonido de arbusto agitándose o algo similar. Generalmente suele ser algún conejo, algún gato, algún animal pequeño. Por el volumen del sonido puedes intuir que se suele tratar de algo así. 

Pero esta vez el sonido era más fuerte. Como si el animal ya no fuera un roedor, o un felino, sino algo más grande. Algo considerablemente más grande. Dicho sonido me sobresaltó, y cuando me giré, al principio no vi nada, pero pasados unos segundos, puede ver claramente unas sombras moviéndose... y eso no era ni un conejo ni un gato. Como acto reflejo me llevé las manos al botón que encendía mi frontal y lo pulsé, haciéndose la luz. Luz que apunté a las sombras que tenía frente a mí. Y mi sorpresa, y mi susto, fueron considerables. Frente a mí tenía una pareja de jabalíes que se quedaron parados y que miraron hacia donde veía la luz que les apuntaba. Uno de ellos me gruñó... y eso me gustó muy poco. Decidí  apagar la luz, y los jabalíes avanzaron unos metros hasta meterse entre unos arbustos.

En ese momento se me planteaban 2 opciones. La primera, hacer como si no hubiera visto nada y seguir con mi foto (de la que aún me quedaban muchas tomas que hacer), olvidándome de que, donde hacía 5 minutos estaba yo solo, ahora éramos 3. La segunda, recoger, volverme al coche, e irme a dormir, aceptando que esa noche tampoco me iba a llevar el arbolito en mi tarjeta. El sentido común y las pocas ganas de tener problemas me dijeron que la segunda tenía que ser la opción ganadora, así que recogí todo lo rápido que pude y, sin hacer demasiado ruido, por eso de no molestar a mis nuevos vecinos, me volví al coche.

Esa noche me fui bastante fastidiado a la cama. Un viaje planificado para hacer esa foto y me iba a ir de nuevo sin ella. Durante la mañana siguiente le estuve dando vueltas y finalmente decidí que debía volver e intentar, al menos, llevarme esa foto (lo cierto es que hacer una panorámica con el tracker no te da mucho tiempo para hacer mucho más).

Cuando empezó a anochecer volví hasta el árbol. Con las últimas luces del día hice un reconocimiento del terreno para asegurarme de que, al menos en ese momento, no había nadie (ni nada) más allí. Eso me gustó, pero sabía que esa felicidad podría ser transitoria y que, en cualquier momento, podría recibir la visita de la familia Pork. Pensé que lo mejor era no perder mucho tiempo y montar el tracker para que, cuando llegara la noche, la cosa fuera más o menos rápida y pudiera volverme al hotel pronto. Llegado el momento, empecé a hacer fotos, poniendo ojos, oídos y atención, no sólo a lo que estaba haciendo, sino a la posible presencia de visitantes. Poco a poco fueron saliendo las fotos, aunque tuve que repetir más de una pues el tracker, debido a que va girando, pierde el nivelado con respecto al suelo, lo cual no es bueno para sacar una foto panorámica. Además, tener que tocar la rótula para girarla sobre la plataforma Z puede hacer que haya algún desajuste que haga que en la foto no salgan las estrellas como puntos. Primero hice la panorámica del cielo. Ocho fotos de 3 minutos cada una con sus repeticiones. Después coloqué el trípode en la posición que más correcta me parecía para poder sacar las fotos del árbol. Esta vez, 7 fotos para sacar el árbol y el suelo. Todas iluminadas, e intentando que esta iluminación fuera lo más parecida posible entre cada toma para ponérselo más fácil al programa que uniría cada una para formar la panorámica.

Sobre esta iluminación, toda está hecha con linterna de baja potencia, pues para este árbol no era necesario mucho más, y toda está hecha desde la derecha.

La foto que publiqué hace un par de semanas fue mi segunda experiencia con el MSM. La foto de hoy fue mi primera experiencia haciendo un arco de Vía Láctea. Creo que para ser la primera no está mal. Cierto es que, como con todo, necesito más práctica, especialmente para coger soltura y para poder tener controlados, en la medida de lo posible, aquellos puntos en los que el MSM flaquea, que son algunos. Pero debo decir que estoy bastante satisfecho con el resultado obtenido en esta foto.

Dicen que a la tercera va la vencida. Y, en realidad, ésta era la tercera noche que intentaba hacer la foto que tenía en mente. Creo que con ésta, con la tercera, me voy a dar por satisfecho. Eso no quiere decir que no tenga pensado volver a esta localización. En absoluto. Quiero volver, aunque para intentar hacer otras fotos que tengo en mente y con otras condiciones. Pero lo dejo para otra ocasión ;-) 

Como siempre, cualquier duda que pueda resolver, comentádmela  y tan pronto pueda, os responderé.

Muchas gracias por leer el post y hasta pronto.

Los datos EXIF:


mara: Canon 5D MIV
Focal: 16 mm 
Fila superior:
8 fotos de 180 sg, a f/4 e ISO 1000 disparadas son MSM tracker
Fila inferior:
7 fotos disparadas a 30sg, f/4 e ISO 6400







lunes, 26 de julio de 2021

Navegando hacia las estrellas

Hace meses, después de darle varias vueltas, de ver vídeos y fotos, de leer opiniones, decidí caer en la tentación (como muchos otros fotógrafos) y comprar el juguete que imaginaba que se iba a poner de moda durante este verano: un star tracker, o rastreador de estrellas. Para los que aún no sabéis de qué hablo, me estoy refiriendo a un aparato gracias al cual las fotografías a cielos nocturnos estrellados podían tener una exposición considerablemente mayor debido a que este aparato, sobre el que se coloca nuestra cámara, realiza un seguimiento de estrellas ayudándonos a evitar la a veces molesta traza que aparece en nuestras fotos nocturnas, a pesar de seguir la conocida "regla del 500. Por tanto, al poder exponer un mayor tiempo nuestras fotos, podemos bajar el ISO de las mismas. Con ello estamos consiguiendo 2 cosas: la primera, menos ruido en nuestras fotos nocturnas; la segunda, obtener estrellas prácticamente como puntos en nuestras fotos.

Hoy en día en el mercado hay varios modelos de star trackers. Yo me decanté por uno sencillo y, a priori, más barato y fácil de transportar que otros, y que, además, se está poniendo muy de moda: el Move Shoot Move.

No voy a hacer en este post una review detallada del Move Shoot Move (MSM), pues ya hay en la red muchos artículos y vídeos sobre este tema, pero sí quiero contar cómo hice la foto que hoy os enseño y los inconvenientes con los que me encontré usando este aparato.

El lugar elegido para hacer esta foto, Cabo de Gata. Una zona perfecta para disfrutar de la fotografía, que conocí el año pasado y a la que tenía claro que volvería en cuanto pudiera. Además, tenía en mente una foto que había visto a más de un fotógrafo, entre ellos Miguel Ángel Giménez (a quien podéis encontrar en Instagram como @miguelangelgimenez1977). Su foto me parecía espectacular, tanto por la composición como por la idea en sí. Pensando en este lugar decidí que la prueba de fuego del MSM la haría aquí. Iba a ser una prueba complicada pues mi idea era sacar todo el arco de la vía con el tracker, sin casi experiencia en el manejo del mismo. De hecho, ésta es la segunda foto con la que he podido practicar con el aparato.

La noche en que tomé la foto pintaba a priori bien. Cielo despejado, cielo más o menos limpio y contaminación lumínica realmente destacable a mi izquierda. Bastante contaminación, cierto, pero nada que pudiera, en principio, arruinar la toma. La única pega fue un viento algo molesto que sospeché que podría ir en contra de mis intereses. Pero hasta que no estuviera haciendo fotos no sabría realmente cómo influiría éste en todo el proceso. Y digo proceso porque tomar una foto panorámica con un tracker era, por lo que había visto en diferentes vídeos, un proceso largo y que podría llegar a ser pesado. Vamos a ver este proceso.

Por un lado es necesario tomar la foto panorámica de todo aquello que no es cielo. Con ello me refiero a primer plano y fondo, es decir, la parte terrestre. Para ello monté una placa nodal sobre mi rótula y nivelé el trípode. Coloqué mi cámara y empecé, de izquierda a derecha, a tomar 3 fotos en cada giro de 30º, con un total de 7 giros. Es decir, 24 fotos. Hice esto para tener la posibilidad de apilar tomas con el fin de reducir algo el ruido. Lo ideal es poder tomar de 5 a 7 tomas por cada giro, pero si hubiera hecho esto la Vía Láctea, que no iba a esperarme, podría haberse movido lo suficiente como para que parte de ella hubiera desaparecido.

Una vez hecho esto había que conseguir la panorámica del cielo. Y ésta, como yo sospechaba, iba a ser la parte más entretenida. Para hacer fotografías panorámicas con el MSM se recomienda, y yo me uno a esa recomendación, contar con lo que en la página de MSM llaman una plataforma Z. Esta placa, unida al tracker, permite tener una superficie nivelada con el suelo que permitirá que todas las fotos que sea necesario tomar para cubrir todo el arco de la Vía Láctea estén alineadas. Sobre esta placa coloqué una rótula. Como esta rótula, gracias a la placa, se encuentra nivelada, pasar de una toma a otra será tan fácil como girar la rótula 30º, como si estuviera tomando una foto panorámica normal. 

Todo esto es en teoría. Pero en la práctica la cosa no es tan simple. Antes de seguir, vamos a repasar el montaje que esa noche hice para sacar la panorámica de la Vía Láctea subido sobre una roca que no tenía una superficie lo suficientemente grande como para estar moviéndome con mucha alegría.

1.- Trípode. Poco que decir sobre esto. Creo que todos sabéis algo de para qué es un trípode :-)

2.- Base niveladora. Muy recomendable pues es importante que el tracker se encuentre nivelado. Ahora bien, no es imprescindible si consigues colocar las patas del trípode lo suficientemente bien como para el equipo esté nivelado.

3.- Cuña ecuatorial. Puesta sobre la base niveladora, para mí es básica si no quieres sudar para alinear el tracker con la Estrella Polar con todo el equipo montado (porque el alineamiento es importante hacerlo con todo el equipo montado).

4.- Tracker. Puesto sobre la cuña y orientado hacia el norte para poder hacer correctamente el alineamiento con la Estrella Polar.

5.- Plataforma Z. Enroscada al tracker.

6.- Rótula puesta encima de la plataforma Z, justo sobre el segmento más alejado del tracker.

7.- Cámara. Puesta en la rótula.

En las siguientes fotos podéis ver este montaje






La verdad es que una vez montado casi parece más un Transformer que un invento para sacar fotos. En fin, todo esto es lo que esa noche monté para fotografiar la Vía Láctea. Pero al minuto (o menos) de montarlo me llevé el segundo susto del viaje (en otro post ya os contaré cuál fue el primero :-P). De pronto vi cómo mi cámara caía de lo más alto hacia el suelo. En realidad no cayó, pero lo parecía. Lo que pasó fue que la placa Z se desenroscó del tracker, giró 180º y todo lo que estaba unido a la placa, y que estaba apuntando hacia arriba, ahora apuntaba hacia abajo.

¿Cómo podía ser esto? Yo había seguido meticulosamente todas las instrucciones para montar el invento. Había enroscado y apretado bien la placa Z contra el tracker. Pues sí, yo había hecho todo bien, pero el peso de la cámara, la rótula y la propia placa habían hecho que ésta se desenroscara del tracker, dándome un susto morrocotudo.

Volví a montarlo otra vez... y otra vez me pasó lo mismo. Al final, para solventar el problema decidí colocar la placa girada 180º de forma que el segmento que se une al tracker, en vez de quedar hacia arriba, posibilitando que pudiera desenroscarse y girara 180º, quedara apuntando hacia abajo, posición en la que ya no puede girar. Fue de esta forma como conseguí finalmente hacer la panorámica de la Vía. Un total de 7 fotos tiradas cada una a un ISO de 2500, una apertura de f/4 y un tiempo de exposición de 90 sg. Alguna de las fotos fue necesario repetirla pues en algún momento hizo acto de presencia el viento del que os hablaba al principio de este post. Pero, finalmente, conseguí mis 7 fotos con estrellas como puntos.

En definitiva, ¿cuál es mi opinión sobre el MSM? El MSM se publicita como un tracker  barato y ligero. Es evidente que se trata de un tracker muy ligero, lo cual tiene la ventaja de que no supondrá un gran esfuerzo llevarlo en tu mochila, pero también la desventaja de que será más inestable y elementos como el viento puede hacer que tengas que repetir más de una toma.

Sobre el punto de que es barato, también es evidente que el MSM, el aparato, es barato. Pero si quieres no tener muchos problemas para conseguir estrellas como puntos necesitas:

1.- el puntero láser, aunque éste no siempre da la precisión que necesitas para poder hacer largas exposiciones, por lo que sería recomendable adquirir el buscador polar

2.- la cuña ecuatorial. No es imprescindible, pero facilita mucho alinear el tracker con la Estrella Polar cuando tienes montada la cámara y la rótula sobre el tracker. Intentar alinear el tracker con todo el peso del equipo no es fácil, y para esto viene muy bien la cuña ecuatorial

3.- si quieres hacer panorámicas, es más que recomendable adquirir la placa Z 

Al final cada uno de estos elementos va sumando, y lo que inicialmente era una compra barata se convierte en algo cuyo precio no está tan lejos de trackers más estables (pero también más pesados de transportar).

En fin, ésta ha sido mi experiencia con el MSM. Creo que no es mal producto, pero que tiene varios aspectos que mejorar. El primero, robustez del producto y de todos los "gadgets" que lo acompañan. Otra aspecto, por lo que pude saber de la experiencia de Iván Ferrero, el servicio post-venta. Yo no he tenido muchos problemas cuando he tenido que ponerme en contacto con ellos, pero sí que transmiten la sensación de que están un poquito desbordados.

Y poco más. Sobre la foto, espero que os guste.

Si tenéis dudas, comentarios, algo en lo que os pueda ayudar si tenéis pensado comprar este tracker, no dudéis en preguntarme y os contestaré lo antes posible.

Gracias por haber llegado hasta aquí, y ¡hasta pronto!


Los datos EXIF:

mara: Canon 5D MIV
Focal: 16 mm 
Fila superior:
7 fotos de 90 sg, a f/4 e ISO 2500 disparadas son MSM tracker
Fila inferior:
8 conjuntos de 3 fotos disparadas a 30sg, f/4 e ISO 6400, apiladas de 3 en 3 






jueves, 10 de junio de 2021

La foto encontrada

Aquella noche no fue lo que inicialmente teníamos en mente. De hecho, aquella noche tampoco fue lo que pensamos como segunda opción. Eso sí, aquella noche acabó mucho mejor de lo que posiblemente habría acabado con cualquiera de los otros planes.

Hace 2 ó 3 semanas, un sábado, Álvaro Coleto, Daniel Pastor y yo planeamos quedar para ir a realizar fotografía nocturna de unos vehículos abandonados, de esos que tanto nos gusta hacer a muchísimos fotógrafos nocturnos. La previsión meteorológica para el punto concreto al que íbamos a ir era de esas que no te deja nada claro lo que te puedes encontrar. Quizá cielo despejado, quizá cerrado, quizá un cielo que podía estar despejado y que luego se cerrara, o quizá lo contrario.

Unas horas antes de quedar, Álvaro me llamó y me contó que Daniel no podría quedar, y me dio la opción de cancelar la salida, o ir a algún lugar más cercano, dejando la localización de los vehículos para otro día en que Dani también pudiera venir. De pronto se me encendió la bombilla, y me vino a la cabeza este famoso árbol. Digo famoso, porque son muchos los fotógrafos nocturnos que ya lo han retratado. 

Cuando me vino este árbol a la cabeza lo que en realidad aparecía en mi mente era este árbol acompañado de una bonita Vía Láctea. A Álvaro le pareció bien la idea, así que quedamos por la noche en un punto de la A2 y, desde allí, fuimos hasta donde está este árbol.

Según íbamos yendo hasta allí, yo iba mirando el cielo y me daba la impresión de que, o bien cambiaba mucho el cielo y se abrían esas nubes o, si quería ver la Vía Láctea, iba a tener que buscar alguna de mis antiguas fotos. No sólo eso. Cuando estábamos cerca de nuestro destino, hacia el oeste se podían ver relámpagos, que, poco a poco, aparecían con más frecuencia. Mi cara entonces cambió y en mi cabeza un cielo despejado y lleno de estrellas agrupadas dejó paso a uno cubierto, y donde se juntaba con la tierra podían verse rayos. Bueno, eso era lo que yo podía ver en mi cabeza, pero pocas veces lo que nos cuenta nuestra imaginación tiene que ver con la realidad. Al menos hasta esa noche.

Cuando bajamos del coche el cielo tenía muy buena pinta. A lo lejos, resplandor de relámpagos. Quién sabe, a lo mejor tenemos suerte, pensé. Buscamos diferente encuadres para poder componer bien los rayos con el árbol. Tras varios intentos me coloqué cerca del punto donde estaba Álvaro. Desde ahí podían encuadrarse bien el árbol y la tormenta pues los rayos parecían situarse por esa zona. Ahora sólo había que disparar, iluminar el árbol y esperar. 

Sin embargo no fue tanto tiempo el que hubo que esperar. Con un segundo disparo, mientras estaba iluminando el árbol, apareció ese estallido en el cielo que iba acompañado de esos 2 rayos que pudimos ver con toda nitidez. Rápidamente me volví a mi cámara y paré el disparo pues, estaba convencido de que había cogido esa descarga eléctrica y, si no paraba el disparo, corría el riesgo de que un nuevo rayo pudiera contaminar e, incluso, quemar mi foto. Cuando Álvaro y yo vimos las fotos en nuestras respectivas cámaras, supimos que la foto de la noche ya la teníamos.

A continuación de ese rayo vinieron más y probamos con diferentes encuadres, pero lo que obtuvimos no podía ser igualado a lo que ya teníamos en nuestra tarjeta. Poco después empezó a chispear. La excusa perfecta para recoger nuestros equipos y montarnos en el coche con la convicción de que algo nos llevábamos a nuestras casas.

Hay varias formas de capturar rayos durante una tormenta, aunque, en mi opinión, hay un factor que es bastante determinante, y es la apertura de diafragma. Con un diafragma muy abierto corres el riesgo de que un rayo que produzca un estallido muy potente pueda quemar la foto en el punto en que esos rayos han aparecido. Sin embargo, compensando ese cierre de diafragma con una larga exposición que puedas cortar cuando a ti te interese (poniendo la cámara en modo BULB), podrá ayudarte a controlar la toma y capturar esos rayos con mayor nitidez.

Sobre la iluminación, ésta está hecha con luz fría sobre el árbol y ligeramente sobre el campo de trigo. ¿Cuánta luz se aplicó? ¿Durante cuánto tiempo? Fue una iluminación relativamente potente (linterna de más de 200 lumens) durante unos segundos. Ahora bien, esto es cuestión de probar hasta dar con la tecla exacta.

Y poco más. Con esta foto, queda inaugurada oficialmente la temporada de rayos y tormentas :-)

Como siempre, si hay alguna duda, preguntadme y os contestaré lo antes posible.

Espero que os guste.

¡Hasta pronto!


Los datos EXIF:

mara: Canon 5D MIV
Focal: 35 mm 
Exposición: 58 sg 
Apertura: f/5.6
ISO: 400



martes, 20 de abril de 2021

The end of House Lannister

No sé ti, pero a mí, esto de no poder hacer fotos nocturnas por culpa de las restricciones debidas al Covid-19 lo estoy llevando cada vez peor. No voy a hablar de si todas esas restricciones tienen o no, en mi opinión, sentido. Pero lo cierto es que el toque de queda impuesto de 11 ó 12 de la noche (dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que vivas) hasta las 6 de la mañana, unido a la imposibilidad de salir de tu Comunidad, está limitando, por no decir anulando, la actividad fotográfica de todos aquellos a los que nos gusta salir con cámara y trípode por la noche.

Y somos ya muchos a los que cada vez se nos está haciendo esto más duro. Especialmente a todos aquellos que estamos  (y digo estamos, porque me incluyo) tan enganchados a esta actividad. El ejemplo que os voy a poner para ayudar a entender cómo de grande puede ser esa "adicción" será la fotografía que esta tarde quiero compartir con vosotros, y que fue tomada mucho antes de que "Coronavirus" fuera algo que llegaríamos a escuchar al día más veces que un simple "buenos días"

El lugar, el castillo de Barcience, en Toledo. El día antes de tomar esta foto estuve mirando la previsión del tiempo y ésta, aunque no era como para tirar cohetes, no era demasiado mala. Lo peor es que esa previsión era para entre semana, y el posible plan de fotos era para un día en el que había que trabajar.

Después de darle vueltas decidí que meter la cámara y trípode en el maletero por la mañana antes de salir de casa no me costaba ningún esfuerzo, pues a lo largo del día podría decidir si ir o no al castillo al salir de trabajar. Propuse a más gente el plan de fotos, por si alguien se animaba, pero lo cierto es que no tenía demasiada fe en que alguien se apuntara. Día entre semana, cansancio tras una dura jornada laboral, y lo peor, madrugar al día siguiente para ir a trabajar... a pesar de que estuviéramos en invierno, época en la que anochece antes, como digo, contaba con que me iba  tocar hacer foto yo sólo. De hecho, yo mismo no tenía claro que fuera a ir. 

Y llegó la hora de salir de trabajar. Durante el día había revisado la previsión meteorológica en Barcience y confirmé que se mantenía como pude ver el día anterior. Tenía la cámara, trípode, buena previsión meteorológica, no tenía planes para esa noche, así que sólo la pereza podía hacer que decidiera irme a casa en lugar de salir de fotos. Pero esa no era la noche en que la pereza fuera a ganarme, así que tomé rumbo a Barcience. Decidí hacer 100 km desde donde trabajo hasta el castillo, sin tener la seguridad de si iba a merecer mucho la pena. Sin saber si iba a poder hacer la foto que tenía en mente. Pero es que esto es así: si no arriesgas, no ganas.

Cuando llegué hasta el cementerio, lugar donde se deja el coche, aún quedaba un pequeño tramo cuesta arriba que tocaba hacer andando. Una vez arriba, me fui hasta la zona del castillo desde donde yo quería hacer foto, la cara Este. Cuando llegué arriba pude comprobar que, ¡oh, sorpresa!, la aplicación para móvil para conocer la predicción, en esta ocasión había acertado bastante. Miré al cielo durante unos segundos, y al cabo de ese tiempo, todo lo rápido que pude puse el trípode, la cámara, el intervalómetro, encuadré, enfoqué, ajusté parámetros e hice una foto. Efectivamente, como sospechaba, la fuga de nubes venía hacia la cámara. 

Tenía bastante claro que la foto que tenía en mente sería muy difícil, por no decir imposible, que pudiera ser hecha por una sola persona. Iluminar todo lo que había que iluminar para que la foto estuviera bien equilibrada iba a ser muy difícil. Aun así hice pruebas para intentar, en los 30 segundos de exposición que quería darle, hacer toda la iluminación. Imposible. Además, imposible por mucho tiempo. Por mucho que corriera de noche, por muy bien que hiciera la iluminación, no iba a ser posible llevarme en una sola toma la foto. Así que decidí que haría algo que no me gusta hacer, que no suelo hacer, pero que en esta ocasión, si quería la foto, tendría que hacer. Decidí que iluminaría por tramos. En una foto iluminaría las garitas o puestos de vigilancia del castillo, en otra iluminaría su interior, y en una tercera la torre en la que se encuentra el escudo con el león y los muros del fondo. De esta forma evitaría que una mala caída originada por las prisas me hiciera dejar los dientes en el suelo, y, por otro lado, la iluminación podría ser más precisa. 

Como digo, crear una foto, o una imagen a partir de varias fotos no entra dentro de mi flujo habitual de trabajo, aunque en más de una ocasión he tenido que recurrir a ello cuando la foto era imposible de ejecutar en una sola toma, como en la de esta noche, o cuando, por ejemplo, en la toma en la que hemos conseguido la iluminación que buscábamos, el cielo que completa la foto es mucho menos interesante que el que teníamos varias tomas más atrás, cuando empezábamos las pruebas de iluminación. Y no es algo que suela hacer porque siempre intento que todo quede recogido en una única toma. Y no porque lo censure. Es, simplemente, porque me gusta, disfruto mucho más, trabajando la foto en el campo que en el ordenador (esto no quiere decir que mis fotos nos sufran ningún tipo de edición). Si la iluminación que busco se puede lograr en el tiempo de exposición con la que quiero hacer la foto, siempre repetiré una y otra vez la toma hasta lograr la iluminación buscada. Repito, no lo censuro. Cada uno disfruta la fotografía como quiere. Yo la disfruto trabajando y sudando la foto en el campo más que en casa y otros al revés.

Y ahora, vamos a ver la iluminación de esta imagen. Para conseguir esta imagen usé 2 tipos de linternas: fría y cálida. Una iluminación fría para una piedra del castillo, que es de un tono claro, choca más, llama más la atención del espectador. Si esa iluminación fría la combinamos con iluminación cálida para aquellas zonas en las cuales se quiere transmitir una sensación de vida (especialmente en el interior de recintos), el contraste con la iluminación fría es muy agradable a la vista.

Así pues, tanto para el exterior de las garitas, como para la torre con el escudo y las paredes del fondo usé linterna fría. Para el interior de las garitas, usé linterna cálida de potencia no demasiado fuerte, pues el tamaño de los recintos no lo requería.

En cuanto al balance de blancos, ¿cuál es el que debemos usar cuando la iluminación de la foto es una combinación de luz cálida y luz fría? Mi recomendación en estos casos es ajustar en la cámara el balance de blancos que usarías si la iluminación estuviera hecha por completo con luz fría. ¿Por qué? La explicación es la siguiente.

Cuando ajustamos un balance de blancos a una temperatura de color en torno a los 3200K lo que estamos diciendo a la cámara es que la foto tiene un tono cálido y le pedimos que compense ese tono cálido dando un tono azulado a la foto. Si, por el contrario, ajustamos el balance de blancos a un tono en torno a los 5000K, lo que hacemos es decirle a la cámara que nuestra iluminación tiene tonos fríos, y necesitamos que compense esos tonos fríos calentando la imagen.

Si nosotros ajustamos la temperatura de color a 3200K o más baja aun, aquello que está iluminado con tonos cálidos bajaran su tono a un tono menos cálido, lo cual no es desagradable, pero todo aquello que está iluminado con linterna fría tomará un tono aún más frío, por lo que, en nuestro caso, las paredes podrían mostrarse con una tonalidad azulada, lo cual queda bastante desagradable. Sin embargo, ajustando el balance de blancos a un tono en torno a los 5000K o más, conseguiremos que nuestras paredes se muestren con un tono más bien neutro. La luz cálida cogerá un tono mucho más cálido, pero esto, en realidad, no es desagradable a la vista, pues, por el contrario, acentúa más esa sensación de presencia humana en el interior de un recinto.

La fotografía nocturna, como yo lo veo, es un tipo de fotografía que se disfruta mucho más en compañía que practicándola solo. Por mucho motivos, pero uno de ellos es que, en mi opinión, el trabajo de iluminación sale siempre mejor cuando se hace en equipo. Sin embargo, hay veces que el deseo de salir a hacer fotos es enorme y, si no puede ser de otra forma, no queda otro remedio que salir con los medios con los que se cuente. Hay noches y noches :-)

Espero que te guste la foto. Como siempre, si te surge alguna pregunta, házmela y te responderé lo antes posible.

Y si quieres estar siempre informado de cuándo publico una entrada en este blog, suscríbete al mismo.

Muchas gracias por leerme, y hasta la próxima entrada.


Los datos EXIF:

mara: Canon 6D
Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 500





lunes, 29 de marzo de 2021

Dusty Mercedes

La fotografía que esta noche quiero enseñaros es una de ésas que realizas cuando se te presentan oportunidades que no puedes ni debes rechazar. 

Hacía tiempo que Felipe me había hablado de la posibilidad de acceder a este antiguo Mercedes que se encontraba solo y aburrido desde hacía mucho tiempo en una especie de garaje. Una tarde Felipe consiguió que el dueño nos diera acceso a ese garaje para que pudiéramos entrar y disponer de él todo el tiempo que así lo deseáramos. 

Así que esa tarde Felipe y yo quedamos y fuimos al local donde nos esperaba esta joya. Recuerdo el momento de entrar. Felipe sacó la llave, la metió en la cerradura y, tras varios intentos en los que el bombín no quería girar, finalmente cedió y la puerta se abrió. Una puerta que no debía de abrirse mucho a juzgar por el ruido de las bisagras al empujarla. En el cuarto no había luz, así que todo el tiempo íbamos a tener que estar completamente a oscuras o haciendo uso de nuestros frontales cuando necesitáramos luz.

Y allí estaba, oculto en la oscuridad. Aunque Felipe ya me había enseñado alguna foto del Mercedes, la verdad es que no podía imaginar que fuera a sorprenderme más de lo que aquellas fotos lo hicieron. Lo primero que me llamó la atención es que era un coche muy largo, muy propio de los coches de gama alta de los años 50-60. Lo segundo es la sensación de que ese coche no había sido movido de allí en muchos años. Una sensación transmitida por la cantidad de polvo que cubría el coche. Las huellas de gatos sobre la luna delantera también ayudaban a afianzar esa sensación.

Por desgracia no teníamos las llaves del vehículo. Así que no íbamos a poder entrar dentro para colocar linternas o flashes en su interior. Algo diferente de lo habitual tendríamos que hacer. Y lo hicimos. En breve os doy detalles.

La iluminación de vehículos de la forma en que nosotros solemos hacer tiene un gran inconveniente: nos gusta iluminar cerca del coche o camión que queramos fotografiar y esto, aunque da resultados que para nosotros son más llamativos, complica el trabajo muchísimo. El motivo es que es muy fácil que se escapen toques de luz que aparecen en la cámara y que, o bien arreglas en post procesado, o repites una y otra vez hasta que la foto sale. Si optas por lo segundo, hay otro problema que hace que el número de tomas puedan ser muchas más: la limitación de tiempo que tienes. Si la foto la haces en un exterior, donde tienes un cielo estrellado, o un cielo en que nubes y estrellas comparten espacio, si no quieres que esas estrellas aparezcan como pequeñas trazas sino como puntos, la limitación te la da tu objetivo. Cuanto menor sea su focal, más tiempo tendrás para trabajar la foto antes de que aparezcan las poco deseadas estelas. Aun así, por muy pequeño que sea esa focal, no tendrás más de 25-35 segundos para trabajar. Y esto, queriendo iluminar completamente el coche de la forma que a nosotros nos gusta, no es especialmente fácil.

Sin embargo, aquí no íbamos a tener ese problema. El que el coche estuviera en un garaje completamente oscuro nos iba a beneficiar a la hora de iluminar pues, por un lado, no teníamos que preocuparnos de que las estrellas no salieran como trazas, pues no había estrellas ni cielo del que preocuparnos, y, por otro lado, estaríamos en completa oscuridad lo cual nos ayudaría a poder hacer una iluminación más meticulosa y tranquila, intentando no cometer errores.

Por este motivo decidimos que las fotos las haríamos en modo BULB. Esto nos permitiría ir iluminando el coche por zonas, sin prisas, de forma concienzuda, para evitar posibles errores pues, si hubiéramos querido, habríamos podido tener todo el tiempo del mundo para sacar la foto en una única toma.

Dicho esto, ¿Cómo hicimos la foto? Nos repartimos los papeles. Felipe se encargaría de la iluminación cálida, que usaría para faros y para el interior del vehículo, y yo me encargaría de la iluminación fría, para sacar formas al coche. Primero uno haría su trabajo, y cuando terminara, trabajaría el otro. Entrando más en detalle, la forma de trabajar fue la siguiente. Cuando Felipe estaba dispuesto para iluminar los faros, yo apretaba el botón del intervalómetro y comenzaba la exposición. Al acabar con un faro, al aviso de Felipe, yo tapaba el objetivo de la cámara con un trapo, para que no entrara nada de luz y Felipe pudiera colocarse correctamente y no aparecer en la foto. Cuando estaba listo para iluminar el segundo faro, yo quitaba el trapo del objetivo, y Felipe iluminaba el segundo faro. Y así con cada zona. Una vez que Felipe había terminado todo su trabajo de iluminación, me tocaba a mí entrar en escena. Con el trapo puesto sobre el objetivo, yo me colocaba en el punto desde el cual iba a empezar mi iluminación y cuando estaba listo, avisaba a Felipe para que destapara el objetivo. Ésta fue la mecánica seguida para iluminar todo el vehículo. Algo laborioso, algo en muchos momentos pesado, pero que confieso, nos produjo mucha satisfacción cuando vimos el resultado en la pantalla de la cámara.

Sobre la iluminación del interior, como os he dicho, no pudimos entrar en el coche, así que la única forma en que pudimos simular luz en el interior del vehículo fue dando luz desde la parte trasera del coche, siempre teniendo cuidado Felipe de que la boca de la linterna no apareciera nunca en escena y fuera capturada por la cámara, lo cual habría arruinado la foto.

Cada foto, como veréis en los datos EXIF más abajo, duró aproximadamente 5 minutos, lo cual se alarga mucho más de los habituales 30 segundos. Pero como no teníamos necesidad de hacer la foto en poco tiempo, pues no había nada que nos obligara a ello, decidimos trabajar de esta forma.

Fue una tarde echada muy interesante y muy satisfactoria, pues nos fuimos de allí con la sensación de que habíamos sacado mucho provecho de ese garaje y de la joya que guardaba.

Y poco más. Espero que te haya gustado y, como siempre, si algo de lo que he contado no queda claro, por favor, pregúntame y te responderé lo antes posible.

Muchas gracias por haber entrado en mi blog

¡Hasta pronto!


Los datos EXIF:

mara: Canon 5D MIV
Focal: 14 mm 
Exposición: 320 sg 
Apertura: f/8
ISO: 800