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lunes, 30 de diciembre de 2013

Castillo de Barcience

Acaba una año más. A pocas horas de comenzar otro lleno de deseos, esperanzas e ilusiones, quizá es un buen momento para mirar atrás y, durante unos minutos, recordar lo bueno y lo malo que hemos vivido para hacer balance. 

Desgraciadamente, para mí, el balance sale negativo. Toda pérdida de un ser querido, quizá más si es inesperada, deja un dolor difícil de aplacar y una cicatriz imposible de eliminar. En mi caso convierte, además, este año, este 2013, en inolvidable.

La foto que os muestro a continuación es una foto que se realizó 2 meses después de la fecha inicialmente prevista, y es la primera foto que realicé tras un verano para olvidar. Se trata del castillo de la localidad toledana de Barcience, muy cerca de Caudilla, pueblo en el que se encuentra el castillo que aparece en la foto que publiqué hace unas semanas. El castillo, aunque tiene un exterior en un más que aceptable estado de conservación, por dentro está en ruinas. Quizá lo más acertado sería decir que está hueco :-)

Son muchas las fotografías nocturnas, la gran mayoría muy buenas, que se han publicado en torno a este castillo. Permite muchos encuadres diferentes entre los cuales destacan algunos muy buenos, que han sido de los más elegidos por muchos fotógrafos.

La fotografía no tiene más misterio que, como siempre, enfocar a la distancia hiperfocal (¡básico!). Sobre la iluminación... no, no iluminamos el castillo :-). La contaminación lumínica del pueblo, que está detrás de la cámara, hizo todo el trabajo.

Por último, sólo desearos que tengáis un fantástico 2014 ;-)

Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 40 sg 
Apertura: f/2,8 
ISO: 400







miércoles, 18 de diciembre de 2013

Venturada II

A la hora de elegir un objetivo con el que hacer fotografía nocturna, una de las características más importantes del objetivo, como podréis imaginar, es la luminosidad. Cuanto más luminoso sea un objetivo, más juego da a la hora de elegir los parámetros que más convienen. Por la regla de reciprocidad, cuanto más luminoso sea un objetivo, manteniendo fija la velocidad de obturación, menor tendrá que ser el ISO al que tendremos que tirar la foto y, teóricamente, menor será el ruido que obtengamos en la foto. Además, cuanto mayor sea la apertura del diafragma, mayor será el número de estrellas obtenidas en la foto, y esto puede ser algo que interese en la foto que pretendemos obtener.

Por otro lado, cuanto mayor sea la apertura del diafragma, a una distancia focal determinada, menor es la profundidad de campo, y mayor es la distancia hiperfocal. Sobre todo esto, profundidad de campo, distancia hiperfocal, se habla de sobra en la mayoría de blogs de fotografía nocturna. A pesar de ello, más adelante hablaremos de ello en este blog, pues considero que un blog de fotografía nocturna no puede ser completo si no dedica un espacio a repasar conceptos importantes, entre ellos, la distancia hiperfocal.

Por tanto, queda claro lo importante (no imprescindible) de tener un objetivo luminoso para realizar fotografía nocturna. 

Si, además de ser aficionados a la fotografía nocturna, nos gusta la fotografía de paisaje, un objetivo que sea gran angular nos va a venir de perlas. Un objetivo gran angular permite obtener un tipo de fotografía diferente. Inicialmente podría pensarse que lo que permite un gran angular es obtener mayor cantidad de elementos. Sí, esto es cierto, pero esta no es la mayor ventaja. Evidentemente, obtenemos mayor número de elementos en la fotografía, pero la sensación que se obtiene es la de que obtenemos objetos diminutos. Por tanto, no es esta la mayor ventaja que yo le veo a un objetivo con un angular mayor de lo habitual. 

La ventaja que le encuentro a los objetivos de tipo gran angular es la posibilidad de mostrar líneas convergentes. Primeros planos que tiran líneas al infinito. ¿En qué se traduce esta característica? Se traduce en encuadres arriesgados con, en muchas ocasiones, distorsiones exageradas que, en algunos casos gustan y, en otros, no tanto. Las distorsiones producidas al disminuir la distancia focal es algo con lo que hay que contar. En algunos casos conviene corregirlo y, en otras, simplemente aceptarlo como es.

Y esto es, exactamente, lo que pasa con la foto que vemos a continuación. Se realizó la misma noche que la fotografía de la anterior entrada, Venturada I. Como podréis imaginar, la cámara se situó muy cerca del suelo (gracias a la pendiente que había no fue necesario situarla a ras de suelo) y muy cerca de la atalaya. Hacer la foto con una distancia focal de 11mm nos permite acercarnos mucho al objeto, pero, como he comentado arriba, cuando menor es la focal, mayor es la distorsión.

En definitiva, encuadre diferente, arriesgado, y que a veces gusta, y otras no. A mí, personalmente, me llama la atención.

Con respecto a la iluminación, en este caso fue más sencillo y sólo fue necesario la actuación de una persona, que se encargó de iluminar la base de la torre y rocas que la rodean con linterna cálida, además del suelo. El interior de la torre se iluminó con una flash al que se le colocó una gel de color rojo. La forma de disparar el flash, nuevamente, colocándole un receptor remoto activado a distancia.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 45 sg 
Apertura: f/5,6
ISO: 800











miércoles, 11 de diciembre de 2013

Venturada I

Una de las dificultades con las que nos encontramos cuando nos disponemos a hacer fotografía nocturna es no poder controlar por completo la luz que va a participar en la toma. La mejor forma de conseguir esto sería meternos en un cuarto herméticamente cerrado, donde no pudiera entrar ni la más pequeña cantidad de luz, y donde toda la luz que participara en la foto fuera aportada y controlada por nosotros.

Cuando eso no es posible, es decir, la mayoría de las ocasiones, lo ideal es poder manejar la luz a nuestro antojo, aliarte con ella, integrar esa luz en la foto, e intentar que no desentone con el resto de la iluminación presente o que vamos a aportar a la escena. Por desgracia, son muchas las ocasiones en las que esto no es fácil.

Este es el caso de esta torre, en mi opinión, una de las más bonitas (si no la que más) atalayas que aparecerán en este blog. La de Venturada pertenece al grupo de atalayas del Jarama, todas ellas de origen árabe, y construidas entre los siglos IX y X. A este grupo, también pertenecen, entre otras, las atalayas de El VellónArrebatacapas y El Berrueco.

Como digo, es una torre con mucho encanto. Sin embargo, tiene una pega importante para los aficionados a la fotografía nocturna: a su alrededor hay diferentes fuentes de luz contra la que poco se puede hacer. Esta luz residual es la responsable del color amarillo que muestra la torre. Aun así, la torre nos gustó, y la noche en pocas horas nos mostró diferentes escenarios: cielo despejado, cubierto, estrellado, con luna de fondo. En definitiva: había que aprovechar.

Esta que veis aquí es la primera de una serie de fotos que sacamos esa noche. Para esta toma se usó iluminación cálida desde 2 focos: uno, a la derecha de la cámara, y otro al fondo, a la izquierda. Sobre la mitad superior de la atalaya, la parte que recibía más iluminación residual, no se aplicó ningún tipo de iluminación, a pesar de ese tono amarillo que se ve en la foto. Por último, el interior de la atalaya está iluminado con un flash sobre el que se colocó un gel de color rojo. ¿La forma de disparar ese flash? Como esa noche sólo fuimos 2 para iluminar el escenario, nos faltaron manos para disparar el flash, por lo que colocamos un disparador remoto, y uno de nosotros se encargó de disparar el flash, además de iluminar el escenario con linterna cálida.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 40 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 400



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Breakable Immortality

Construcciones centenarias. Construcciones milenarias. Todas ellas espectadoras del paso del ser humano sobre la Tierra. Por desgracia, muchas de ellas no son, hoy en día, más que una sombra del proyecto que un día fueron. Frágil inmortalidad. Porque no es real. Porque el paso del tiempo nos desgasta, nos agota, nos quita vida.

Este es el caso del castillo de Caudilla, inicialmente conocido como Castillo de Rivadeneyra, pues fue construido por Don Pedro de Rivadeneira, mariscal de Castilla, en el siglo XV. Hoy en día, apenas quedan en pie los restos de la fachada y una torre sobre cuya almena una vecina colocó una estatua del Cristo del Olvido al acabar la Guerra Civil. 

La foto está hecha una noche de luna, aprovechando el momento en que la luna salía de detrás de los restos de la fachada. La cara visible del castillo se iluminó con linterna cálida desde la derecha de la foto, por lo que el balance de blancos se bajó a unos 3000K. Con esta temperatura se consigue que el cielo tome un color azul, que, en esta ocasión, no tiene una tonalidad tan oscura como en otras ocasiones debido a la presencia de la luna.

Por último, un deseo: ojalá dentro de cien años las generaciones venideras no tengan que hablar de que un día, en un pueblo llamado Caudilla, hubo un castillo del que sólo escritos, fotografías y blogs como éste den testimonio de lo que un día fue.

Por cierto, ¿quieres ver donde se colocó la cámara antes de que el sol se ocultara? Pulsa en:

Antes de...






Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 101 sg 
Apertura: f/5,6 
ISO: 400

lunes, 25 de noviembre de 2013

Stargate

Al planear una salida fotográfica nocturna, nunca sabes si volverás a casa con las fotos que inicialmente querías llevarte. Lo que de día se ve sencillo, de noche cambia por completo. Si la noche se da bien, te podrás llevar una buena foto. En alguna ocasión, posiblemente te lleves más de una. Pero también es muy habitual que vuelvas a casa frustrado porque regresas con las manos vacías.

Cuando pensamos en ir al pantano de Valdecañas, yo tenía muy claro qué foto quería llevarme de allí. Lo que no sabía es que había otra foto esperándonos. 

Desde que entré en el mundo de la fotografía nocturna me he encontrado con fotografías realmente espectaculares. Entre ellas, sin dudarlo, se encuentran las fotografías con cielos estrellados. Quizá esta es una característica que diferencia la fotografía nocturna de la fotografía convencional: la posibilidad de certificar lo pequeños e insignificantes que somos simplemente observando el cielo en una instantánea.

Si, además, ese cielo te deja ver la galaxia a la pertenecemos, ese camino blanco el que formamos parte, pero dentro del cual no somos más que una gota de agua en un estanque, no tendrás otra opción que sacar la cámara sin dejar de mirar ese cielo, siguiendo con la mirada ese camino blanco con una sonrisa imborrable en tu cara.

La noche del pantano de Valdecañas fue una noche de esas que describo. Estaba ahí. La Vía Láctea estaba ahí, y no podía desaprovechar la oportunidad de llevármela a casa.

Sólo había que buscar un encuadre adecuado. Fotografiar la Vía Láctea es un decorado hecho con la mejor tela que existe, pero es necesario poner un buen actor primer plano.

Y allí estaba. De nuevo, la puerta del Templo, como no podía ser de otra forma. Pero en esta ocasión, el pórtico iba a dejar de tener tintes religiosos, y se iba a convertir en una puerta a las estrellas.

Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 47 sg 
Apertura: f/2,8 
ISO: 800





lunes, 29 de julio de 2013

Cuando los Dioses habitaban Hispania

De las muchas cosas que me gustan de España, una es la riqueza cultural que posee, así como el legado que los diferentes pueblos que han pasado por aquí nos han dejado y que ha perdurado a lo largo de los siglos. De las muchas cosas que no me gustan de mi país, una es el poco respeto e interés por preservar aquello que ha contribuido a crear nuestra identidad.

Augustobriga fue un pueblo romano situado en la calzada romana que comunicaba Emerita Augusta (Mérida) con Caesarobriga (Talavera de la Reina). En tiempos medievales, Augustobriga pasó a ser Talavera la Vieja, pueblo que acabó hundido bajo las aguas del río Tajo, en el proceso de construcción del Embalse de Valdecañas.

Hoy en día, de Augustobriga sólo quedan los restos del templo de los Mármoles, y 3 columnas del templo de la Cilla, situado todo ello a orillas del río, aunque lejos de su ubicación original

Hace poco tiempo que marqué el templo de los Mármoles como objetivo fotográfico nocturno. Así que, aprovechando una invitación de fin de semana en un pueblo cercano al sitio, decidimos dedicar la noche del viernes y, en especial, la del sábado, a llevarnos un buen recuerdo del sitio.

La noche tenía pinta de que no iba a darse especialmente bien. Noche de las más calurosas (si no la que más) del año, mucha humedad, mosquitos debido a la cercanía del embalse, y, sobre todo, un grupo de chavales que decidieron hacer noche de fiesta, alcohol, y lo peor: luces.

Por suerte decidieron no estar mucho tiempo, así que pensamos que había que aprovechar el tiempo del que dispusiéramos para hacer un buen trabajo. Tras varios ensayos, encontramos la forma de iluminar la escena haciendo un trabajo en equipo, y sincronizando tiempos de iluminación.

Para iluminar la escena fueron necesarias 3 personas que se situaron en diferentes puntos: una iluminaría el frontal del templo, el suelo frente a la entrada y el suelo del primer plano, otra iluminaría los árboles desde detrás del templo y, en un momento determinado, se movería al interior del templo para iluminar toda esa zona, y otra se encargaría de iluminar el lateral visible del templo.

Como de costumbre, la iluminación se hizo con linterna cálida, por lo que, para mostrar un color natural, dejamos el balance de blancos a una temperatura de color entorno a los 3000K.

Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 345 sg 
Apertura: f/2,8 
ISO: 100






Reverencia

Una de las primeras reglas que debes aprender cuando te quieres dedicar a al fotografía nocturna es que nunca debes salir solo. Nunca puedes saber qué puedes encontrarte en la oscuridad de la noche, o qué mal traspiés puede hacer que llegar de vuelta al coche no sea una tarea fácil.

Pero no siempre es fácil cumplir esta regla. No somos tantos (aunque el número aumenta) los aficionados a esta disciplina fotográfica y salir de noche, más aún cuando tienes que trabajar al día siguiente no atrae mucho.

Ésta fue una de esas noches. Tenía ganas de probar mi nuevo Tokina 11-16 f2.8, y lo cierto es que no me arrepiento de haber salido solo. El sitio elegido, otra atalaya situada en otro pueblo del norte de la Comunidad de Madrid, El Vellón. Igual que la de Torrepedrera y la de Arrebatacapas, ésta es otra de las 6 atalayas que formaban parte de la línea de comunicaciones de la defensa de Toledo. Su construcción data del siglo IX, y hoy en día sigue activa, aunque su uso es bien diferente al que tenía siglos atrás: es utilizada para el control de incendios.

La noche elegida fue una en la que pudiera jugar con la salida de la luna. Sabiendo por dónde iba a aparecer y la hora exacta, podría intentar hacer una composición en la que poder jugar con los 2 elementos, la luna y la atalaya.

Dicho y hecho, aprovechando la distorsión producida por los 11mm del objetivo, decidí simular una inclinación de la Torre hacia la Reina Luna ;-)

Por cierto, ¿quieres ver donde se colocó la cámara antes de que el sol se ocultara? Pulsa en:

Antes de...

Y el resultado:





Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 50 sg 
Apertura: f/2,8 
ISO: 200



domingo, 28 de julio de 2013

Noche de Guardia II

La noche en que fuimos a fotografiar la Torre Mirabel encontramos 2 encuadres que nos gustaron y nos parecieron válidos. El primero es el que mostré hace 2 entregas. El segundo, el que muestro a continuación.

En este caso, la iluminación del interior de la torre se hizo con flash al que se acopló un filtro de color rojo. Para que la parte iluminada con el flash no se quemara, decidimos dar 7-8 toques de flash tirado a baja potencia.

Como en la anterior foto, el balance de blancos está puesto a baja temperatura para dar una imagen azulada al cielo, además de para contrarrestar el efecto amarillento debido a la contaminación lumínica del pueblo más cercano. La torre, así como el suelo, están iluminados con linterna cálida

Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 163 sg 
Apertura: f/4 
ISO: 200





Noche de Guardia I

Desde que vi esta torre fotografiada por varios fotógrafos con estupendas fotos nocturnas, apunté este destino, la Torre Mirabel, en lo más alto de la lista de objetivos que no podía dejar de fotografiar. 

A pesar de su aspecto, la Torre Mirabel no es una torre que fuera usada con un fin militar. De hecho, no se trata de una torre de origen musulmán, sino cristiano. Fue construida en el siglo XVI junto a la desaparecida aldea de Santillana, y su objetivo, posiblemente, fue disuadir de robo a los furtivos y ladrones, así como de refugio de los guardas.

Una vez localizado el sitio en un mapa, y elegido el día, decidimos, como de costumbre, realizar la visita a una hora en la que aún quedara luz de día. El sitio, no recomendable para vehículos que no sean todoterrenos, nos lo encontramos bastante diferente a como lo habíamos visto en foto.

Debido a la época del año, la torre estaba totalmente rodeada por hierbas altas que pensamos que podrían no dar a la foto el resultado deseado. Finalmente, el resultado fue mejor de lo que esperábamos. 

La iluminación está hecha con linternas cálidas, pues, para contrarrestar el efecto de la contaminación lumínica producida por pueblo más cercano, decidimos bajar el balance de blancos. 

Los datos EXIF: 
Cámara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 218 sg 
Apertura: f/5,6 
ISO: 200





miércoles, 15 de mayo de 2013

El Vigilante


Hay veces que parece que se juntan todos los elementos para que no puedas negarte a hacer una salida nocturna: víspera de festivo, buena compañía, destino fotográfico fácilmente accesible, y previsión de cielos sin lluvia. Esta noche parecía ser una de esas, pero al llegar al destino, la meteorología se empeñó en llevar la contraria a la más pesimista de las predicciones (ni gota de agua). Fue una noche de tormentas, ahora llueve, ahora no, ahora jarrea, ahora chispea...

Aun así, había que aprovechar el desplazamiento y esos escasos momentos de poca lluvia para sacar linternas, flashes y ponerse a disparar. El resultado, el que se puede ver.

A pesar de ser un lugar bastante alejado de grandes núcleos urbanísticos, justo por detrás había un conjunto de chalets en una pequeña urbanización que, como se puede ver en la foto, daban mucha iluminación. Debido a esta contaminación lumínica, el balance de blancos se dejó en 3100K.

La iluminación de la atalaya y alrededores se hizo con linterna cálida, mientras que la iluminación en el interior de la atalaya se hizo con un flash en el que se montaron 2 geles CTO de 1 paso

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 23 mm 
Exposición: 240 sg 
Apertura: f/4,5
ISO: 200



lunes, 6 de mayo de 2013

Atalaya

Hace poco tiempo descubrí estas antiguas construcciones como objetivo de fotografía nocturna. Las atalayas son antiguas torres de vigilancia repartidas por todo el mundo. Muchas de las que son de origen musulmán están distribuidas por la Península Ibérica. Esta, en concreto, es la Atalaya de Arrebatacapas y se encuentra en Torrelaguna, y es una de las 6 atalayas del Jarama, que formaban la red de comunicaciones para la defensa de Toledo. Su construcción data del siglo XI.

La noche en que fuimos a fotografiar la atalaya se dio mejor de lo que esperábamos, pues, la cercanía de una depuradora y, sobre todo, las farolas del lugar, nos hicieron pensar que íbamos a tener que luchar contra la imposición de una iluminación excesivamente cálida. Finalmente, con el uso de filtros cálidos en las linternas (ya, de por sí, cálidas) para iluminar la parte de torre sin iluminar y todo el suelo visible, y con el balance de blancos de la cámara puesto a una temperatura inferior a 3000K, salvamos este inconveniente. Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/3,5
ISO: 400




domingo, 5 de mayo de 2013

Olor a leña quemada


Me alegro de que esa noche no nos fuéramos a casa sin pasar por Patones de Arriba. Este pequeño pueblo de la sierra madrileña lleno de casas hechas con piedra y pizarra es un interesante destino turístico para pasar la mañana paseando, degustar un rico asado hecho en horno de leña y, por qué no, hacer noche disfrutando de la más absoluta tranquilidad. Todo, salvo esto último, ya lo conocía. 

Cuando llegamos a Patones lo hicimos casi con el convencimiento de que no lograríamos sacar nada en condiciones, pero, finalmente, encontramos las ruinas de lo que, en algún momento, debió de ser una casa.

La iluminación está hecha con linternas Mini-Maglite y con flash con geles

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 33 sg 
Apertura: f/4,5
ISO: 800




martes, 16 de abril de 2013

A salvo


Segunda foto de una noche en la que la única luz la ponían las estrellas y el único sonido era el ulular de los búhos. En el mismo castañar donde se sacó la foto de la anterior entrada se encuentra este refugio. 

Desde el momento en que descubrí la fotografía nocturna me vino a la cabeza esta pequeña construcción, que ya conocía desde hacía un año. Por ello, una noche sin luna, con cielos despejados, decidimos irnos al bosque sabiendo que podríamos encontrarnos elementos con los que, a priori, no contábamos. Entre estos elementos, el fogonazo de un meteorito atravesando la atmósfera, o un par de jabalíes que nos dejaron petrificados, aunque debo decir que no tengo claro quién se asustó más, si ellos, o nosotros.

Sobre la foto, la iluminación se hizo con linternas Mini-Maglite, y con Led Lenser M7, para ayudar con la iluminación de los árboles. Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 360 sg 
Apertura: f/3,5
ISO: 200




No pasaréis


Eso parece decir este enorme y hermoso castaño.

Hace un par de años conocí este castañar y desde el primer momento me impresionó. En primavera, el verde de las hojas de sus castaños y sus robles no permite bajar la vista, pues pocas veces se habrá visto un color tan puro. En otoño, la vista se dirige al suelo para observar la sábana marrón formada por las hojas caídas.  Sin embargo, si algo me impresionó fue la presencia de castaños monumentales cuyo tronco puede llegar a los 5 metros de diámetro.

Éste es un ejemplo de dichos castaños, y la foto es el resultado de una noche pasada en el bosque, entre búhos, lechuzas, jabalíes y, por supuesto, castaños.

El castaño ha sido iluminado con Mini-Maglite, y para obtener el cielo azul, balance de blancos a 3200K.


mara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 257 sg 
Apertura: f/4,5
ISO: 400




lunes, 18 de marzo de 2013

En el desorden me veréis

Siempre me ha apasionado la arquitectura centenaria. Catedrales, castillos, puentes medievales atraen mi atención y mi curiosidad. Construcciones con una fecha de nacimiento pero sin una fecha de muerte que nos miran, que nos observan. Gigantes inofensivos, producto de mentes creadoras y, en muchos casos, amantes de lo bello.

Este debió de ser o, al menos, así lo imagino yo, el caso del Puente Canto, en Canencia. Puente Medieval cuya fecha de construcción no está del todo clara, aunque diversas fuentes lo sitúan en el siglo XIV. Cuando hace poco lo encontré lo vi claro: tenía que visitarlo de noche. Y lo cierto es que no me decepcionó. Una lástima encontrar una cantidad de arbustos, zarzas y otro tipo de plantas silvestres que tapan el cauce del río Canencia, que pasa por su arco central. A pesar de todo, aunque la Naturaleza quiera esconderlo, ahí sigue firme el  puente.

La noche, aunque días atrás se esperaba con cielos despejados, mostró un conjunto de nubes que no dejó hueco a las estrellas. Aun así, había que aprovechar la visita y que la noche no estaba realmente fría, para sacar las cámaras y empezar a disparar. El resultado, el que se puede ver.





La iluminación está producida principalmente por linterna Mini Maglite, y por Maglite solitaire. Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 142 sg 
Apertura: f/3,5
ISO: 200

jueves, 28 de febrero de 2013

Gigantes de 4 brazos

En la lista de iconos más representativos de la cultura española, indudablemente se encuentra El Quijote. Obra cumbre de la literatura española en la que su protagonista, don Quijote de La Mancha, gran aficionado a las novelas de caballería, y su fiel escudero, Sancho Panza, se embarcan en un sinfín de aventuras. Aventuras entre las cuales se encuentra la batalla contra los gigantes, que no eran otros que molinos de viento.

Estos que aquí en la foto se muestran son los de Consuegra, municipio de la provincia de Toledo. Se encuentran situados en lo alto del Cerro Calderico, y forman uno de los conjuntos de molinos mejor conservado de toda España. De los 13 originales, quedan 12 en pie, y todos ellos han sido nombrados con nombres y apodos de El Quijote.

Desde que un día, hace algo menos de un año, vi una foto de estos molinos, decidí que debía visitarlos y verlos en persona. Pensé que la imagen de los molinos en fila, con el castillo de fondo cerrando el encuadre, debía de ser algo que no había que dejar de ver en vivo. No me equivoqué. 
Lo que no imaginaba es que estos castillos serían los culpables de mi afición por la fotografía nocturna de larga exposición en condiciones de poca luz. 

Varias han sido las visitas al lugar que, aunque es de fácil acceso, es también lugar muy transitado por coches (incluso a altas horas de la noche). En mi última visita una madrugada de invierno entre las 5 y las 6 de la mañana (mucho frío, mucho viento) conseguí sacar la foto que veis. El lugar, Consuegra, en la provincia de Toledo. 

La iluminación externa la produce, por un lado, una fábrica de piensos avícolas a la derecha de la cámara, y luna en cuarto creciente detrás de la cámara. Los datos EXIF: 

Cámara: Canon 500D 
Focal: 18 mm 
Exposición: 420 sg 
Apertura: f/4 
ISO: 100



Y con todos ustedes...

... mi blog de fotografía nocturna. 

¿POR QUÉ este blog? 

Son ya muchos años los que, con mayor o menos acierto, llevo apretando el disparador de una cámara fotográfica. Podría decirse que mi primera cámara fotográfica que no fuera "de mentira" fue mi bonita Canon EOS 500N. Con ella se despertó mi curiosidad por la fotografía y ella (parece que estuviera hablando de una persona :-)) me ayudó a conocer los conceptos básicos del arte de inmortalizar instantes únicos.

Sin embargo, fue con el salto a la fotografía digital con mi Canon EOS 500D, mi actual cámara, cuando me di cuenta de que no tenía ni idea de fotografía. Y no es que ahora sea un experto, ni mucho menos, pero gracias a la fotografía digital he podido ampliar mis conocimientos sobre este mundo, y más en concreto, sobre la fotografía de larga exposición, un tipo de fotografía que siempre ha llamado mi atención, especialmente, en la modalidad de fotografía nocturna.

No fue hasta hace unos meses cuando descubrí que la noche tiene mucho más que enseñar de lo que nuestros ojos nos dejan ver. Quizá por eso, por la belleza que no vemos a simple vista, por la luz que nuestros ojos no captan, por lo divertido que es y, por supuesto, por todo lo que puedo aprender (y estoy aprendiendo), es por lo que me atrae tanto este mundo y por lo que se despertó en mí una afición oculta. Una Master Class y, posteriormente, un curso de fin de semana con Mario Rubio, hicieron el resto.

Volviendo a la pregunta inicial, ¿por qué este blog? Se me ocurren varios motivos: un buen sitio para recopilar una selección de fotos, para poder ver una evolución... Pero quizá el mayor motivo sea la inevitable necesidad que todo fotógrafo profesional o aficionado tiene de mostrar su trabajo. Trabajo que será mejor o peor, que gustará más o menos, pero que es nuestro, de cada uno.

Y como una imagen vale más que mil palabras, no me enrollo más. Ahora, las fotografías.