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jueves, 31 de julio de 2014

Guías en la Noche

Desde la antigüedad, el faro ha ido unido al hombre de mar. Estructuras imponentes, como el Faro de Alejandría, o el Coloso de Rodas (cuya función era la de faro) son la prueba del constante desafío del hombre al mar en su intento por dominarlo.

Admiradas construcciones que de día contribuyen a dar belleza a las costas, se convierten en guías en la noche que, hoy en día, a pesar de los avances tecnológicos, sirven de gran ayuda a pequeñas embarcaciones.

La Costa da Morte presenta a lo largo de sus kilómetros muchos ejemplos de faro que van, desde los más funcionales, a estructuras arquitectónicas de gran belleza. Este es el caso del faro que os presento esta noche, el Faro de Punta Nariga, y del que ya os hablaré en una próxima entrada.

La foto está tomada en una noche de mucho viento y de mucha luz de luna. Aun así, aunque la luz de la luna ayudó a la realización de la foto, para disminuir ese tono azulado que deja la luz del astro cuando el WB se baja por debajo de los 4000K, se iluminó la cara izquierda de la base del faro, y los escalones, con linternas Maglite 3D y con Mini-Maglite. 

Poco más se puede decir de esta foto. Sólo una cosa más, hablando de Guías en la Noche. Si os fijáis, en la parte derecha del cielo, podéis encontrar ese conjunto de estrellas tan directamente ligada con la orientación de los marineros en la noche. Me estoy refiriendo a la Osa Mayor, y es que, como seguro que todos sabéis, a partir de la Osa Mayor es posible localizar la Estrella Polar, estrella usada por los hombres de mar en el hemisferio norte de la tierra para orientarse, pues es la estrella que marca el Norte.

Espero que os guste la foto. Si queréis saber desde dónde se hizo la foto, podéis pinchar aquí.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 42 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 200



jueves, 24 de julio de 2014

In memoriam

Costa da morte. Y es que, lejos de tener un nombre caprichoso, durante siglos, muchos kilómetros de la costa gallega han sido escenario de los accidentes sufridos por percebeiros y marineros. Tragedias traducidas en la pérdida de vidas en esos momentos en los que la Naturaleza nos quiere recordar que ella es la más fuerte.

Y es aquí, en la Costa da Morte, donde se hallan plantadas muchas cruces de piedra en recuerdo a aquellos que dieron su vida cumpliendo con su deber o realizando un trabajo que les permitiera vivir dignamente.

La fotografía de esta noche está hecha en el Cabo Roncudo. Lo cierto es que no tenía muchas esperanzas de llevarme algo decente esa noche. Y es que durante 2-3 días en la zona de la Costa de Morte sopló un viento fortísimo. Tanto, que hacer fotos en según qué sitios suponía un riesgo, no sólo para el equipo fotográfico, sino para el propio fotógrafo. La de esta noche es una de esas fotografías.

La entrada de hoy me va a servir para comentar un asunto sobre el que, muy a menudo, hay dudas. En más de una ocasión me han preguntado si para la fotografía nocturna tenía algún sentido poner el parasol. Fotografía nocturna (fotos hechas sin luz solar)... parasol... A prori para evidente la respuesta, ¿verdad? Para mí, la respuesta, sí, es evidente, pero seguro que es muy diferente a la que muchos podéis tener en mente. La respuesta es: SÍ, tiene todo el sentido del mundo. Y es que el parasol nunca va a ser un elemento que moleste en fotografía nocturna. Pero, sin embargo, puede ser de mucha utilidad. Y no lo digo porque pueda evitar molestos flares (que podría, pues tenemos que contar con que en muchas fotos hacemos uso de la luna), sino porque va a evitar que nuestro objetivo sufra roturas debidas a una caida de la cámara. De hecho, debo decir que mis vacaciones habrían sido muy diferentes si esa noche yo no hubiera tenido montado un parasol en el objetivo de la cámara. Y es que, como he comentado más arriba, el viento esa noche era fortísimo. Tanto, que el trípode (con la cámara montada, por supuesto) voló, rodó, y de no haberlo enganchado de una pata, se habría despeñado. 

Finalmente todo quedó en un susto y en arañazos en el trípode y en el parasol (bendito parasol). Por tanto, espero que, si había dudas sobre el uso o no del parasol en fotografía nocturna, espero que hayan quedado disipadas :-)

Y ahora, entrando más en detalle sobre la foto en cuestión, comentar varias cosas. Noche de luna, por lo que un balance de blancos puesto a menos de 3000K en la cámara va a dar un tono azulado a la foto. Por eso es por lo que la foto tiene ajustado el WB a 3750K. Podría ajustarse a una temperatura mayor, pero el color del cielo no quedaría con ese tono azul tan agradable, y el color de la luz aportada, que, en este caso, predomina sobre la luz de la luna en el primer plano, se vería con un color anaranjado, a mi gusto, poco natural. Por ello, se ajustó la temperatura al valor que os indico. Además de la luz aportada principalmente desde la izquierda, para eliminar sombras excesivamente fuertes, se aplicó luz suavemente desde la derecha. Y poco más. Espero que os guste.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 15 mm 
Exposición: 34 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 400








viernes, 18 de julio de 2014

Escuchando a la Muerte

El verano (y con él, las vacaciones) me han llevado a tierras gallegas. Aunque ya había estado hacía muchos años en Galicia, lo cierto es que el recuerdo que me he traído este año ha sido infinitamente mejor que el que en su día me traje. Los motivos son muchos, pero uno de ellos es la cantidad de sitios bonitos que he descubierto y que sin duda puedo recomendar.

Debo decir que, además, Galicia es un paraíso para la fotografía nocturna. Bien por su paisaje de costa, bien por el de interior, Galicia ofrece una cantidad de innumerables destinos fotográficos que requerirían varios meses de dedicación absoluta para inmortalizar sólo los más importantes.

Uno de ellos es el que esta noche os muestro. Se trata de un cementerio bastante particular: el Cementerio de los Ingleses, en Camariñas.

Como imaginaréis, el nombre no es caprichoso, y es debido a que en el mismo se encuentran enterrados 173 (172 dependiendo de la fuente que se consulte) tripulantes del "Serpent", un buque de la marina real inglesa, que encalló en la Costa da Morte a las 22:30 del 10 de noviembre de 1890. Tras varias horas de lucha, el barco terminaba hundiéndose, y con él, los 173 marineros. Sólo 3 de los tripulantes se salvaron.

A la mañana siguiente, los cuerpos sin vida de los marineros fueron arrastrados a la orilla. Y allí, cerca de donde se hundió el barco, a menos de 100 metros de quien les quitó la vida, se enterró a los marineros en lo que hoy se conoce como Cementerio de los Ingleses.

Sobre la foto, comentar varias cosas. La primera es que la iluminación corrió a cargo casi en su totalidad por la luna, cerca de estar llena. Aun así con linterna cálida, se aportó la luz que sale del interior del recinto. Además, para suavizar el color azulado que deja en la foto la luz de la luna al aplicar un balance de blancos que deje el cielo con la tonalidad que veis (aprox. 3500K), se aplicó a la pared iluminada y al suelo, luz con la misma linterna con la que se iluminó el interior del recinto.

Curioso lugar el que llevaba semanas pensando en fotografiar. La noche que tomé la fotografía un fuerte viento volvía más bravo al mar, haciendo que golpeara las rocas con más fuerza que de costumbre. Viento y mar gritando como debieron de gritar la noche del 10 de noviembre de hace más de 100 años

Por último, para saber desde dónde se lanzó la foto, pulsa aquí.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 32 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 400



miércoles, 16 de julio de 2014

Cabaña Merinera

Una semana más me presento con una fotografía cuyo objeto central es un chozo o, en este caso, más bien, una cabaña usada en épocas de trashumancia por pastores. Como en anteriores ocasiones, la intención con la foto es la de simular vida en el interior de la cabaña, en una de esas noches de descanso en el campo, con el rebaño recogido entre esos típicos cercos de piedra.

Sobre la foto, varias cosas que comentar. Por un lado, el cielo. Generalmente cuando se practica fotografía nocturna tendemos a buscar sitios en los que haya una completa oscuridad, pues la contaminación lumínica es el gran enemigo del fotógrafo nocturno. Yo estoy de acuerdo con esto a medias. Me explico. Una contaminación lumínica excesiva y que no nos permita mostrar en una foto aquello que nos interese enseñar, o que queme un cielo haciendo que la vista sólo se dirija hacia ese punto tan incómodo, es del todo un incordio. Pero no siempre tiene por qué ser esto así. Creo que una contaminación usada para mostrar un degradado de colores en el cielo puede ser incluso agradable a la vista. A mí, en este caso, no me molesta la contaminación que se ve a la izquierda de la foto.

Y sobre la iluminación, toda ella está hecha por una sola persona usando linterna de luz cálida. El esquema de iluminación, muy sencillo. Como podéis imaginar, uno de los puntos de iluminación, es desde dentro de la cabaña. A continuación, pegado al muro para simular la luz que sale desde dentro de la cabaña y, por último, reparto de luz en la zona entre la cabaña y la cámara y a la izquierda de la cabaña, para dar profundidad a la misma.

Con respecto a los parámetros usados, como siempre, una medición de la exposición del cielo a 6400K y, por la ley de Reciprocidad, los valores que muestro más abajo para conseguir un cielo con estrellas prácticamente puntuales.

Poco más que contar. Si tenéis alguna duda, preguntad por aquí. Tan pronto pueda, os responderé si puedo ayudaros :-).

Ah!, y, por último, si quieres ver desde dónde se tiró la foto, pulsa aquí ;-)

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 45 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 400



jueves, 3 de julio de 2014

In the Heat of the Night

En mi búsqueda de chozos y refugios en la Comunidad de Madrid, una noche llegué a este chozo tan original. No es como la mayoría de chozos que he visto por internet, ya que éste está creado a partir de una tinaja de grandes dimensiones... de esas que se usan para guardar vino en las bodegas. Ingenioso, ¿verdad? 

Esa noche quedamos José Manuel y yo. Éste era el segundo chozo que fotografiábamos, y lo cierto es que no habíamos quedado muy contentos con el primero. Casi seguro que habrá que repetirlo. Una de las causas por las que la foto no fue de nuestro agrado fue la contaminación lumínica que había en la zona. Noche sin luna, 23:30 de una noche de primavera y podíamos ver con bastante claridad sin la necesidad de linternas. Esto se debía a que la contaminación lumínica que Madrid nos regala, reflejada en las nubes de esa noche, se tradujo en un cielo iluminado que se encargó de repartir luz en el suelo.

Curiosamente, mismas esas nubes culpables de afear el cielo y la foto del primer chozo, serían las que se convertirían casi en protagonista principal de la segunda foto, pero, en esta ocasión, para bien.

Una vez encontrados los encuadres con los cuales tiraríamos foto, nos repartimos la iluminación. José Manuel se encargaría del interior del chozo, mientras yo me encargaría de iluminar desde la parte derecha de la foto, no sólo el chozo, sino también el árbol y el primer plano. Uno, dos, tres, disparo, 30 segundos y.. ¡sorpresa! La contaminación lumínica, esas nubes abriéndose, y el movimiento de las mismas, tomaron casi todo el protagonismo de la foto. Había que aprovechar el momento. Esas nubes no estarían ahí por mucho tiempo, así que sin perder tiempo, tomamos 6 ó 7 fotos... Y en cada una de ellas, corrigiendo fallos de iluminación, hasta que llegamos a tener la foto que teníamos claro que queríamos: un cielo en llamas.

Como podéis imaginar, el tipo de linterna utilizado fue de luz blanca. ¿Por qué? Muy sencillo: la contaminación lumínica tan fuerte producida desde Madrid, fue ideal para darle un color naranja fuerte marcando el balance de blancos a una temperatura de 5500 K.

Como de costumbre, para ver desde dónde se disparó la foto, pulsa aquí

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 38 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 200