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jueves, 24 de julio de 2014

In memoriam

Costa da morte. Y es que, lejos de tener un nombre caprichoso, durante siglos, muchos kilómetros de la costa gallega han sido escenario de los accidentes sufridos por percebeiros y marineros. Tragedias traducidas en la pérdida de vidas en esos momentos en los que la Naturaleza nos quiere recordar que ella es la más fuerte.

Y es aquí, en la Costa da Morte, donde se hallan plantadas muchas cruces de piedra en recuerdo a aquellos que dieron su vida cumpliendo con su deber o realizando un trabajo que les permitiera vivir dignamente.

La fotografía de esta noche está hecha en el Cabo Roncudo. Lo cierto es que no tenía muchas esperanzas de llevarme algo decente esa noche. Y es que durante 2-3 días en la zona de la Costa de Morte sopló un viento fortísimo. Tanto, que hacer fotos en según qué sitios suponía un riesgo, no sólo para el equipo fotográfico, sino para el propio fotógrafo. La de esta noche es una de esas fotografías.

La entrada de hoy me va a servir para comentar un asunto sobre el que, muy a menudo, hay dudas. En más de una ocasión me han preguntado si para la fotografía nocturna tenía algún sentido poner el parasol. Fotografía nocturna (fotos hechas sin luz solar)... parasol... A prori para evidente la respuesta, ¿verdad? Para mí, la respuesta, sí, es evidente, pero seguro que es muy diferente a la que muchos podéis tener en mente. La respuesta es: SÍ, tiene todo el sentido del mundo. Y es que el parasol nunca va a ser un elemento que moleste en fotografía nocturna. Pero, sin embargo, puede ser de mucha utilidad. Y no lo digo porque pueda evitar molestos flares (que podría, pues tenemos que contar con que en muchas fotos hacemos uso de la luna), sino porque va a evitar que nuestro objetivo sufra roturas debidas a una caida de la cámara. De hecho, debo decir que mis vacaciones habrían sido muy diferentes si esa noche yo no hubiera tenido montado un parasol en el objetivo de la cámara. Y es que, como he comentado más arriba, el viento esa noche era fortísimo. Tanto, que el trípode (con la cámara montada, por supuesto) voló, rodó, y de no haberlo enganchado de una pata, se habría despeñado. 

Finalmente todo quedó en un susto y en arañazos en el trípode y en el parasol (bendito parasol). Por tanto, espero que, si había dudas sobre el uso o no del parasol en fotografía nocturna, espero que hayan quedado disipadas :-)

Y ahora, entrando más en detalle sobre la foto en cuestión, comentar varias cosas. Noche de luna, por lo que un balance de blancos puesto a menos de 3000K en la cámara va a dar un tono azulado a la foto. Por eso es por lo que la foto tiene ajustado el WB a 3750K. Podría ajustarse a una temperatura mayor, pero el color del cielo no quedaría con ese tono azul tan agradable, y el color de la luz aportada, que, en este caso, predomina sobre la luz de la luna en el primer plano, se vería con un color anaranjado, a mi gusto, poco natural. Por ello, se ajustó la temperatura al valor que os indico. Además de la luz aportada principalmente desde la izquierda, para eliminar sombras excesivamente fuertes, se aplicó luz suavemente desde la derecha. Y poco más. Espero que os guste.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 15 mm 
Exposición: 34 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 400








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