• Siguenos en Flickr
  • Siguenos en Blogger

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Como Sansón sin su melena

Una semana más aparezco por aquí para enseñaros una nueva foto nocturna. En esta ocasión se trata de una foto obtenida en una noche muy rara. Y es que esa noche, tan pronto todo se ponía de cara, como nos daba la espalda. Baste decir que la foto que os muestro esta noche no era ni mucho menos la que esperaba llevarme a casa, pero había que llevarse foto, y cuando el plan A falla, hay que tirar de un plan B.

El molino sin aspas (que inspira el título de la entrada) que veis en la foto se encuentra en un pueblo con un nombre singular donde los haya: "Las Ventas con Peña Aguilera", en la provincia de Toledo. Buscando información, he podido encontrar que el origen del nombre podría ser querer unir las 3 palabras que caracterizan el pueblo: "Ventas", por el nombre de los alojamientos donde se hospedaban los visitantes, "Peña", por el aspecto rocoso de la zona en la que se encuentra el pueblo, y "Aguilera", por el nombre de la virgen patrona del pueblo. 

Son bastantes las fotografías que he visto, no sólo de este molino, sino de la ermita que se encuentra a pocos metros del mismo. Esta noche os dejo mi versión del molino.

Cuando, después de lo que estaba siendo una aciaga noche, llegamos Jose y yo al molino, nos dimos cuenta de que esa noche, bien por falta de inspiración, bien porque había condiciones que, lejos de ayudar, perjudicaban en la realización de la foto (contaminación lumínica cercana y bastante "sucia"), no iba a ser una noche para irnos contentos a casa, las cosas cambiaron de color. Sin darnos cuenta, en el horizonte, apareció una luna que, aunque teníamos claro la hora a la que podría aparecer, lo cierto es que la frustración de no llevarnos a casa una foto en condiciones, había hecho que su aparición fuera para nosotros una verdadera sorpresa. Y es que unas nubes que inicialmente no nos iban a dar mucho juego, formaron un buen equipo con la luna en el horizonte para dejarnos un bonito cielo.

La entrada de esta noche nos va a servir, además, para hablar sobre algo que te enseñan en los cursos más básicos de fotografía. Me refiero a las reglas de composición. Imagino que todos sabéis de qué estoy hablando. ¿Quién no ha oído hablar, por ejemplo, de la regla de los tercios? Es algo que, como digo, te enseñan en los cursos de fotografía. Pero las reglas, en muchas ocasiones, están para saltártelas. Y eso es lo que yo he hecho en esta foto. No hablo de la regla de los tercios, sino de otra regla no escrita que en fotografía nocturna se sigue en la mayoría de los casos: coherencia en la iluminación.

Si os fijáis en la foto que os muestro, podría interpretarse que la fuente de iluminación es la luna. Por tanto, la luz que llega al molino debería llegar por el lado derecho del mismo, y no como se ve en la foto, es decir, por el lado izquierdo. El motivo de ello es la fortísima iluminación que aportaba la contaminación lumínica del pueblo desde ese lado. Por ello decidimos no luchar contra esta iluminación, sino, todo lo contrario, aliarnos con ella y aplicar luz desde la izquierda a aquellos elementos que la contaminación lumínica no podría iluminar (suelo, piedras, base del molino...). 

Podría haber intentado respetar la regla cerrando mucho el diafragma para que la iluminación en la izquierda fuera menor y haber intentado aplicar lucha luz a la parte derecha, pero, sinceramente, no sé si habría podido conseguir una iluminación más o menos decente. Por otro lado, el resultado que obtuvimos esa noche nos dejó lo suficientemente satisfechos como para aceptarlo tal cual quedó. Espero que a vosotros también os guste.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D
Focal: 11 mm
Exposición: 42 sg
Apertura: f/4
ISO: 800





0 comentarios:

Publicar un comentario