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jueves, 31 de marzo de 2016

Con todo respeto

Hoy, una de estaciones abandonadas. De entre las ruinas que se prestan a ser objeto de fotografía nocturna, se encuentran las antiguas estaciones de trenes. Es curioso la gran cantidad de estaciones que nos encontramos distribuidas por toda la geografía española. La de esta noche, la de Villamiel, en Toledo.

Esa tarde nos juntamos Luis y yo. El cielo no pintaba mal por la zona, así que decidimos acercarnos a la estación. La previsión meteorológica (en esta ocasión) acertó, y a un bonito atardecer le siguió un bonito cielo nocturno... o, al menos, durante un rato, porque lo cierto es que ese bonito cielo se fue cerrando hasta que quedó una sábana blanca que prácticamente marcó el momento de irse a casa.

Por suerte fuimos previsores y, viendo que el cielo iba cambiando a peor, en cuanto anocheció, sacamos las linternas, nos repartimos la iluminación y nos pusimos manos a la obra.

Como suele pasar casi siempre, la naturaleza del cielo que nos encontramos marca, en cierto modo, las condiciones de la fotografía que vamos hacer. En esta ocasión, vimos que una larga exposición iba a dejar un cielo empastado pues las nubes se movían con rapidez. Por ello esta vez íbamos a tener que tirar de diafragma y de ISO. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que íbamos a ajustar la apertura máxima que nuestros objetivos permitían, es decir, f/2.8, y que el ISO estaría en torno a 1600. ¿Por qué estos valores tan radicales? Por una razón: necesitábamos hacer la foto en un tiempo mínimo. No más de... ¡5 segundos!

Con estos parámetros vimos que el cielo tomaba el aspecto que íbamos buscando. Ahora bien, la dificultad la íbamos a encontrar en la iluminación. Fijaos bien en la foto. Toda la escena principal está iluminada. La fachada que corresponde a la entrada, el lateral, el suelo y, fijaos bien, la cabina de la planta superior. Y para colmo, toda la iluminación había que hacerla en 5 segundos. Pues bien, aunque parezca que no, es posible. ¿Cómo lo hicimos?

Los que tenéis conocimientos de iluminación en fotografía nocturna, o aquellos que lleváis siguiendo este blog con asiduidad, habréis adivinado que para iluminar esta escena es necesario tener controlados 3 puntos importantes desde los cuales se realizará la iluminación. Dos de ellos, los principales: a la derecha de la foto, para iluminar la entrada a la estación; a la izquierda de la foto, para iluminar el lateral. Iluminar esto en 5 segundos y que el resultado satisfaga no es fácil. Pero es que, además, había que darle luz al interior de la cabina. ¿Cómo hacer todo esto en 5 segundos? Sigue leyendo y lo verás.

Como decía, iluminar en 5 segundos la entrada principal y el lateral no es fácil. Uno de los problemas es que para que la iluminación sea suficiente no vale iluminar con cualquier linterna. Por ello, usamos las linternas más potentes que teníamos, de luz blanca, y que nos iban a ayudar a dar la luz suficiente a la escena. Esta imposición nos obligó a marcar el balance de blancos en la cámara. No ajustaríamos los, aproximadamente, 3200K que solemos marcar en la cámara cuando usamos linterna cálida, sino que en esta ocasión ajustamos en torno a los 4600K. Iluminación fuerte, blanca, con lo que, con la correcta sincronización, conseguimos iluminar tanto las fachadas como el suelo. Ahora bien, ¿cómo iluminar el interior de la cabina superior.

Para ello tuvimos que tirar de un recurso que estamos usando cada vez con más frecuencia: velas. Sí, velas. Antes de hacer la foto, uno de nosotros se subió hasta lo alto de la estación (ojo, usando las escaleras) y colocó allí una vela. Lo bueno de usar velas es que, gracias a que dan una luz tenue, pueden estar dando luz durante todo el tiempo que dure la exposición.

Un último detalle. Aunque no se ve mucho, hay un cuarto punto de iluminación: una puerta abierta de la que sale luz gracias a una linterna cálida de poca potencia colocada en el interior y que liberó luz por la puerta.

Y poco más. Como veis, esta fotografía se puede hacer completamente en 5 segundos.

Antes de despedirme, hay algo sobre lo que me gustaría hablaros. Somos aficionados a la fotografía nocturna. Nos metemos en sitios donde muchas gente no se metería. Muchos de estos sitios un día estuvieron habitados, y ahora están en ruina. Algunos de ellos son fincas, generalmente sin vallar, que, imaginamos, tienen un dueño. Pero somos personas que practicamos una afición con mucho respeto por el entorno en el que nos encontramos. Vamos a un sitio, hacemos nuestra foto, nos divertimos, pero ni hacemos daño a nadie ni aportamos más deterioro al entorno. Por desgracia, no todos tenemos el mismo comportamiento. 

Hace tiempo publiqué una foto, "El coche de Mortadelo", en la cual podéis ver lo que un día fue un coche y hoy es un codicioso objetivo de fotografía nocturna. Son muchos los fotógrafos nocturnos que hemos podido disfrutar de esta vieja chatarra respetando el lugar y dejando todo exactamente igual que como estaba antes de llegar nosotros (como, en mi opinión, debe hacerse). Sin embargo, hay gente que considera que una fotografía merece la pena lo suficiente como para eliminar cualquier elemento que pueda estorbar para conseguir esa foto. En este caso hablo de un pequeño pino que, al parecer, fue arrancado por alguien que fue a disfrutar a su manera de la fotografía nocturna. 

La noche en que Luis y yo sacamos esta foto, lo más fácil habría sido no volver a subir a recoger la vela que plantamos para conseguir nuestro propósito... pero subimos. Una vela abandonada en una ruina no hace daño. Una actitud, sí.

Desde aquí, mi rechazo absoluto a los irrespetuosos. 

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 14 mm 
Exposición: 5 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 1600



jueves, 3 de marzo de 2016

Tiermes I

Tras mucho tiempo tiempo esperando el momento de visitar esta ermita, llegó el día. Digo mucho tiempo porque recuerdo que cuando empecé a darle a esto de la linterna, de entre los sitios que me apetecía visitar tras ver las fotos de aquellos que llevaban mucho tiempo metidos en el mundo de la fotografía nocturna, se encontraba esta ermita, Santa María de Tiermes.

El motivo de no haber ido antes... varios, pero supongo que el principal, que se encontraba bastante lejos de casa y eso, en según qué momentos, da pereza, lo reconozco.

En fin, el caso es que el día llegó, y allí que fuimos Felipe, Darío y yo. Llegamos con tiempo para poder ver de día no sólo la ermita, sino el yacimiento arqueológico de Tiermes, una antigua ciudad celtíbera.

La noche no pintó bien en un principio, pues nada más llegar allí, el cielo empezó a cerrarse, y lo hizo a una velocidad muy rápida. Eso no tenía buen aspecto. Como sospechábamos, empezó a llover. No a chispear, no. A llover. Y a llover con fuerza. Eso, pensamos, sólo podía acabar de 2 formas: o a cañas en un bar cercano a la ermita, o encontrándonos con un cielo espectacular. La verdad, no contábamos con la tercera opción, y que es la que finalmente se dio: empezar con unas cañas y acabar con un cielo espectacular. De verdad, ese cielo era para verlo. 

Tras ver encuadres y en un momento en que el sol ya hacía un rato que se había ocultado, sacamos linternas, distribuimos trabajo de iluminación, y nos pusimos a hacer lo que nos gusta, sacar fotos nocturnas. Como podéis intuir, la iluminación se dio desde 3 puntos diferentes: la luz principal, desde la izquierda, la luz para el suelo y para sacar algún volumen en la ermita, desde la derecha, y la luz interior en el claustro. Como usamos linterna fría, ajustamos el balance de blancos a una temperatura que compensara la temperatura de color de las linternas, en torno a los 5500K.

No fueron necesarias muchas repeticiones, 4 ó 5 para pulir detalles. Poco más. Noche productiva hasta que aquellas nubes que en un principio tenían pinta de convertirse en un manto gris sobre nuestras cabezas, desaparecieron completamente, marcando la hora de volver a casa.

¡Hasta la próxima semana!

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/4
ISO: 320