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jueves, 25 de diciembre de 2014

Próxima estación...

Porque no sabemos qué hay después, si es que hay algo. Porque no sabemos adónde vamos, si es que hay un viaje.

Tras un fin de semana sobre el que había muchas esperanzas y que luego fue aciago, de lo poco que se pudo salvar fue la foto que esta noche os traigo. Tenía muchas ganas de visitar esta localización. Había visto unas fotos impresionantes hechas por algunos de los que considero grandes fotógrafos nocturnos y este arco estaba anotado en mi lista de localizaciones. Quería llevarme mi foto del lugar. Quizá la fecha elegida no fue la mejor pues, aunque inicialmente la previsión daba un tiempo excelente, al llegar al lugar nos encontramos con una niebla impresionante, un cielo totalmente cubierto... En fin, que no eran las condiciones que esperaba encontrarme.

Aun así, decidimos, José y yo, que habría que intentar sacar partido a la situación e intentar que la niebla se convirtiera, no en nuestro enemigo, sino en nuestro aliado.

Cuando decidimos hacer esta foto, la niebla era mucho mayor y el cielo se veía completamente negro. La niebla tiene el efecto de marcar mucho más el haz de luz de la linterna, faro, en definitiva, fuente de luz, que uses. Este es el llamado efecto Tyndall, y que, aplicado al caso de la niebla, podría decirse que es el efecto por el cual las partículas de agua en espacios con niebla se hacen visibles al dispersar la luz. En espacios con niebla, lo que nos parece ver es que la luz queda "atrapada" en el agua, lo que da una sensación de dispersión de la luz alrededor de la fuente de luz. 

Que pudiera verse la trayectoria del haz de luz no nos gustaba pues, si hay un efecto que a mí no me gusta en fotografía nocturna es que se pueda marcar claramente la trayectoria de la luz, tanto, que se pueda indicar con total acierto de dónde sale la luz aplicada. Ahora bien, situada estratégicamente la linterna de forma que la luz apuntara hacia la cámara, pero colocando un objeto (o persona, digamos... yo mismo) entre la fuente de luz y la cámara, lo que realmente se vería sería la luz dispersada alrededor del objeto al que se está apuntando con la luz de la linterna.

Con el paso de los minutos el cielo fue abriendo por zonas y la niebla fue disminuyendo, por lo que el efecto sería menor, pero suficiente. En definitiva, obtendríamos la foto que queríamos: un cielo en el que ver estrellas, además de un efecto de dispersión de luz.

Espero que hayáis tenido un feliz día de Navidad, y que tengáis unas Felices Fiestas.

Hasta la próxima semana.

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 46 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 200


jueves, 18 de diciembre de 2014

Hazme un Guiño

Cuando me propusieron esta quedada, no tuve que pensármelo mucho. La compañía, de lo mejorcito: Cristina y Felipe, a quienes ya he mencionado en anteriores entradas, y que viven la fotografía nocturna con unas ganas y una pasión que anima a pasar largas horas linterna y cámara en mano. Además, en esta ocasión se apuntó a la salida Chema, amigo de Cris y de Felipe, y que debido a que llevaba tiempo sin tener una salida, venía con sed de foto nocturna.

El segundo motivo por el que me apunté fue por lo atractivo de los sitios que íbamos a visitar, uno de ellos, el que esta noche os muestro. Se trata de una vieja grúa cuya localización fue difícil de conseguir. Por medio del amigo de un amigo, conseguimos que nos dieran el sitio aproximado en el que se encontraba este monstruo, eso sí, bajo la condición de no revelar, al menos de momento, las coordenadas del lugar. Tanto Cristina, como Felipe, como yo, somos partidarios de compartir las coordenadas de los sitios a los que vamos a hacer nuestras fotos, pero en esta ocasión la única forma de hacer esta foto fue bajo esta condición.

El tercer y último motivo fue poder estrenar mi nueva cámara, una Canon 70D a la que espero poder sacarle, al menos, el mismo partido que le saque a mi fantástica 500D.

Dicho y hecho, Una vez llegamos al lugar en el que semejante mole descansaba, buscamos un buen encuadre, plantamos trípodes, cámaras y nos distribuimos el trabajo. Felipe se encargaría del frontal, con faros incluidos y de dar luz por la parte baja de la grúa. Cristina daría luz a las llantas de las ruedas, y en el hueco que se ve al lado del faro izquierdo, y yo me encargaría del lateral, de la torre, y del suelo. 

Cuando se ilumina en equipo, hay que tener el cuidado de hacer la iluminación secuencialmente. Si todos ilumináramos a la vez las zonas que tenemos asignadas cada uno, sin duda que en la foto aparecería, no sólo la grúa, sino más de un miembro del equipo iluminador. Por ello, es importante comunicarse durante el proceso de iluminación, para que cada uno tenga claro desde cuándo y hasta cuándo puede iluminar la parte que le toca.

El cielo que acompaña a la grúa fue, si no el mejor, sí uno de los mejores que pudimos tener esa noche, pues, a los pocos minutos, el cielo dejó de mostrar estrellas y en según qué momentos, el cielo perdió su atractivo.

En cuanto a la iluminación, ésta se hizo con variedades de linterna con luz cálida. Por ello el balance de blancos en la cámara se ajustó a un valor rondando los 3000K

Y esto es todo por ahora. ¡Hasta la próxima semana!

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 61 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400



domingo, 14 de diciembre de 2014

Magical Water

Cuando visito una localización donde poder realizar una foto nocturna que me interesa, son pocas las veces que vuelvo al mismo sitio si en una primera visita me he llevado la foto que iba buscando. Sin embargo, este no es el caso de Caudilla. Son varias las veces que he estado en este antiguo y abandonado pueblo, unas veces con más éxito que otras. Lo curioso es que, en ninguna de veces que me he venido aquí he podido decir "es la última". Esta ocasión no será diferente.

Llevaba tiempo con el encuadre de esta foto en la cabeza. Lo había visto ya en otras fotos, y me resultaba muy interesante centrar el objeto de la foto en el abrevadero/lavadero/fuente dejando en un segundo plano la iglesia, a la izquierda, y más lejos, a la derecha, el castillo.

La mayoría de mis fotos están iluminadas con luz cálida. En esta ocasión usamos linterna de luz blanca. Como este tipo de luz tiene una temperatura de color en torno a los 7000K, para compensar esta temperatura, es necesario modificar el balance de blancos de la cámara, pero hacia el lado opuesto al que solemos hacer cuando estamos usando linternas con luz cálida. Este tipo de balance de blancos hará, entre otras cosas, que veamos el cielo como lo vemos en esta foto, es decir, con un color anaranjado.

La luz aplicada a la foto se dio, principalmente desde la derecha. Además, se iluminó suavemente desde la izquierda. Con esto no sólo conseguimos eliminar las sombras duras que se van a crear si iluminamos con una luz potente desde un único punto. Lo que también vamos a conseguir es dar volumen a nuestro objeto principal. Como podéis ver, iluminamos también el interior del abrevadero. Para ello, usamos también una linterna de luz blanca en la que acoplamos un filtro de color azul. La luz resultante nos ayudó a dar esa sensación de agua contenida en el abrevadero.

Y como colofón, la luz proveniente de algún pueblo al fondo, que nos ha ayudado a marcar la silueta de la iglesia y, sobre todo, de ese castillo con tanto encanto, como es el castillo de Caudilla.

Poco más. Espero que os guste ;-)

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 32 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400




viernes, 5 de diciembre de 2014

Abriendo paso

Una semana más aparezco con una nueva foto. En esta ocasión se trata de otra de las que saqué, junto con Cristina, García Celeiro, Felipe Carrasquilla y Luis Fraile la noche que estuvimos en el castillo de Montalbán. Es raro que una noche cunda tanto como para llevarte 4 o 5 fotos que te dejen satisfecho, pero no menos cierto es que si sales en compañía de gente que disfruta esta afición tanto como tú, es más fácil, pues el encuadre que no ve uno, lo ve otro, la iluminación que no encuentra uno, la encuentra otro, y todo esto hace que las noches fotográficas sean más productivas.

En esta ocasión, el motivo fotografiado es una de las torres del castillo, con una forma tan peculiar, que con este encuadre podría recordar a la proa de un barco abriéndose paso entre el hielo. 

La noche en que tomamos esta foto fue una de luna fuerte en que las nubes nos fueron haciendo compañía en diferentes momentos. Esos momentos son los que no hay que dejar escapar, pues un cielo dibujado con nubes suele ser más atractivo que un cielo que sólo muestra estrellas estáticas.

Aunque no suelo tender a sacar la luna en los encuadres de mis fotos, reconozco que una luz de luna potente, por un lado, ayuda a iluminar grandes superficies y objetos y, por otro, deja en el cielo un color con un tono de azul bastante llamativo. En esta foto hicimos uso de estas 2 cualidades. Además, para eliminar el tono azulado que deja la luz de luna en las fotos en las que el balance de blancos se ha ajustado en la cámara para compensar una temperatura de color por debajo de los 4000K, iluminamos los 2 laterales del castillo con linterna de luz cálida. Eso sí, para evitar que la foto pudiera mostrar un aspecto plano y poder transmitir el volumen que la torre tenía, iluminamos un lateral (el izquierdo) con más cantidad de luz que el otro.

Creo que no me dejo nada. Aun así, si os surge alguna pregunta sobre la foto, lanzadla libremente.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 35 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400





viernes, 28 de noviembre de 2014

Ruta Nocturna

En todo el tiempo de vida de este blog, y son ya casi 2 años, sólo en una ocasión he subido fotos en las que el protagonista fuera una máquina. En aquella ocasión se trataba de un vagón de tren. Si no lo recordáis, podéis verlo aquí. Y no es porque no me gusten este tipo de fotos. Todo lo contrario. Me parece que las fotos nocturnas en las que el protagonista es un coche, un avión, un tanque, un tren o un camión, tienen una magia especial. La posibilidad de "dar vida", aunque sea en una foto, a todo aquello que no la tiene, pero que de algún modo la ha tenido, es una idea que, al menos a mí, resulta atractiva. Si no he subido más fotos con maquinaria es porque no me ha resultado tan fácil encontrar este tipo de "modelos". Ahora bien, en cuanto vayan apareciendo, allí iré a "darles vida" a mi manera :-).

El protagonista de esta noche es un camión que muy posiblemente sea fotografiado ahora mucho más de lo que era cuando prestaba servicio. Bueno, realmente, ahora presta un servicio muy diferente al que antaño prestaba :-)

Tantas son las fotos que se le han hecho que es complicado encontrar un encuadre nuevo, así que pensamos en no buscar encuadres rebuscados, sino sencillamente aquellos que nos gustaran. De esta forma, sacamos estas 2 fotos.

Esta noche estuvimos José A. y yo solos, así que nos repartimos el trabajo. Uno se encargaría de iluminar el frontal, y otro se encargaría de los faros y de un lateral. Para el interior usamos un flash en el que colocamos un receptor inalámbrico que sería accionado a distancia con un disparador.

Por último, balance de blancos. Al usar linterna cálida, para contrarrestar el color de la luz de este tipo de linternas, es necesario usar un balance de blancos que esté acorde a esta temperatura de color.

Por cierto, para ver desde dónde se hizo la primera foto, pulsa aquí

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 40 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400




Y para ver desde dónde se hizo la segunda, pulsa aquí

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 40 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400



viernes, 21 de noviembre de 2014

Return to Camelot

Yo no sé si el castillo que esta noche os presento podría haber estado a la altura del legendario Rey Arturo. Lo que sí os puedo decir es que cuando me situé al lado del camino que lleva al castillo, y me giré para mirar la enorme construcción, sólo me vino un nombre a la cabeza: Camelot.Y es que, de todas las construcciones antiguas en ruinas que he visitado, creo que esta es, si no la más grande, sí una de las más grandes.

Pero no sólo es la gran cantidad de terreno que abarcan sus murallas. Es también lo majestuoso, lo grandioso de sus torres (de las que quedan en pie, claro), de los arcos que forman parte de los accesos a este castillo de Montalbán. Un castillo de origen Templario que ha pasado por manos de diferentes nobles, entre los cuales ha habido algún rey, como Alfonso XI. Actualmente pertenece a los duques de Osuna, descendientes de Juan Pacheco.

La foto fue tomada durante una salida con Cristina García Celeiro, Felipe Carrasquilla y Luis R. Fraile en una noche con una luz muy potente de luna. Gracias a esa luz es mucho más fácil que una construcción tan grande pueda verse en su totalidad. Por tanto, en esta foto no fue necesaria nuestra participación, salvo en un detalle: el camino que lleva al castillo. Esta iluminación fue toda mérito de Cristina, que se pegó una señora carrera con linterna encendida en mano a lo largo de todo el camino. Personalmente, creo que el esfuerzo mereció la pena ;-)

Como la luna aportó mucha luz, y el cielo, debido a las nubes, podría reflejar mucha luz, a Felipe se le ocurrió la idea de usar la tapa negra del móvil a modo de "black card" (no teníamos cartulina negra ) para tapar selectivamente las zonas de cielo que podrían hacer que éste quedara sobreexpuesto en comparación al castillo. 

La foto no tiene mucho más que explicar aunque, como siempre, si surge alguna duda, lanzad la pregunta y os contestaré lo antes posible. 

Gracias por entrar!

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 35 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 800



jueves, 13 de noviembre de 2014

A Quiet Job

Hace años, ya unos cuantos, por motivos del proyecto en el que me encontraba trabajando en aquel momento, estuve durante algo más de 2 meses con compañeros diferentes a los habituales. Entre todos ellos había uno, Fernando, un tanto peculiar. Peculiar por su forma de ser, por su forma de pensar. Recuerdo un día en el que, no sé muy bien a cuento de qué vino, Fernando comentó cuál sería el trabajo de su vida. Lo cierto es que nos dejó un poco sorprendidos a los que allí nos encontrábamos, pues era un tipo de trabajo muy diferente, muy, muy diferente del que hacía en aquél momento. El trabajo ideal para él era el de farero. Nunca se me habría ocurrido que la profesión que pudiera llenar a alguien pudiese ser la de farero. Creo que, sobre todo, por la cantidad de horas sólo y lejos de cualquier presencia humana. Pero quizá en parte por esto, por el silencio, la tranquilidad, el trabajo de farero pudiera atraer tanto a esta persona. Y no sólo por esto. El contacto con la naturaleza, la inmensidad del mar u océano, me parecen un gran reclamo que no todos los trabajos pueden tener. En fin, vamos ahora a ver la historia de la foto que esta noche os muestro.

Esta es una de las últimas fotos que hicimos en el viaje que nos marcamos en ese fin de semana completito dedicado a la fotografía nocturna, y que comenzó en Las Médulas, y terminó en el Cabo Home, en Pontevedra. El faro que podéis ver es el faro de Punta Subrido. Lo cierto es que no teníamos muchas esperanzas en esta foto, pues, cuando llegamos, las nubes cubrían gran parte del cielo y eso nos iba a limitar un poco a la hora de sacar un cielo atractivo. Pensamos, por tanto, que teníamos que ser rápidos a la hora de actuar pues, en cuestión de minutos, el cielo estaría totalmente cubierto.

Encuadre, elegir tipo de iluminación, focos de iluminación y reparto de trabajo. Uno de los 2 se escondió entre los arbustos y se encargó de iluminar el faro. El otro se encargaría de iluminar el camino. Por último, los 2, colocados desde el punto en el que se situó la cámara, nos repartimos la iluminación del suelo y los árboles para darle un poco más de volumen a la foto. Sobre el tipo de iluminación utilizada, linternas cálidas.

Y poco más. Si tenéis alguna duda sobre cómo se hizo la foto o alguna otra cuestión relacionada con fotografía nocturna, estaré encantado de resolverosla.


Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 60 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 100



jueves, 6 de noviembre de 2014

Mejor en equipo

Cuando tienes una afición como es la fotografía nocturna, y aparece delante de tus ojos el trabajo de algún compañero nocturno, en ese momento en que te sitúas en el lado de la persona que observa una foto, la forma de ver una foto suele ser muy diferente a la de cualquier otra persona aficionada a la fotografía o no, pero sin conocimientos, o con conocimientos escasos de fotografía nocturna o light painting. O al menos, en mi caso, es diferente.

Y es que, aspectos técnicos aparte, cuando veo una fotografía nocturna no puedo evitar pensar en cómo puede haber sido hecha. Tipo de iluminación, puntos de iluminación, técnicas usadas... Observando la fotografía que esta noche os muestro, me ha hecho pensar en esto que os cuento.

La fotografía está realizada en el Castillo de Montalbán. En este caso tuve la suerte de disfrutar de la compañía Cristina García, Felipe Carrasquilla y Luis Fraile, y su saber hacer. Si seguís mi trabajo desde hace un tiempo, seguro que ya los conoceréis. Si no, os aconsejo que reviséis su trabajo, pues los 3 tienen una galería nocturna muy interesante.

Como os decía antes, la sensación que nos llevamos al observar una foto puede ser diferente dependiendo del tipo de ojos que observa esa foto. Si eres de los que les gusta analizar la foto, podrás ver que esta foto está hecha en equipo. ¿Qué quiero decir con esto? Una foto hecha en equipo es una foto en la que cada actor tiene un papel determinado, una función concreta. Cada uno debe encargarse de que aquello que va a iluminar va a quedar lo mejor posible. Y es que, si todos los actores se encargan de hacer buen el trabajo, la foto final, que será el resultado de todas las iluminaciones, será una foto equilibrada.

En la foto de esta noche participamos las 4 personas que fuimos al castillo. Y, por si quedan dudas de cuáles fueron los puntos en los que se situaron los focos de iluminación, éstos fueron: el interior de la puerta de la torre, la puerta escondida de la izquierda, el suelo y pared de la escalera, y la pared de la derecha. Los instrumentos empleados para iluminar fueron linternas cálidas, un flash con un gel rojo y una linterna de color rojo.

Espero que os guste.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 38 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400


jueves, 30 de octubre de 2014

La Hoguera

La foto que os mostré la semana pasada no fue la única que hicimos en el Monte do Facho. Y es que no podíamos bajar del monte sin llevarnos una foto nocturna de la torre que se encuentra en lo alto del monte.

Sobre el origen y el uso de esta torre he leído varias versiones. Teniendo en cuenta que el nombre facho hace referencia a un faro, hoguera o iluminación, éste podría haber sido la torre. Parece ser que la garita fue construida en el siglo XVII con restos de aras romanos, y se usó como torre de vigilancia contra la invasión de los piratas turcos turcos.

La primera vez que vi esta torre fue planificando el viaje a Galicia en las vacaciones de verano. Iba mirando catálogos, pueblos que visitar, monumentos que conocer, y cuando llegué a la página con la foto de la torre pensé "¡Hala, foto nocturna!". Así que se fue a la lista de "sitios chulos para fotografiar de noche" :-P.

Podríamos haber sacado varias versiones que tuvieran como protagonista la torre, pues el lugar se prestaba para ello. Pero teníamos más trabajo para esta noche, y el cielo no iba a estar despejado durante mucho más tiempo, así que decidimos conformarnos con una única foto: la que podéis ver aquí.

Para la realización de la misma aprovechamos la luz que nos regalaba la luna. Ahora bien, como siempre que hago fotos cuya iluminación principal nos la da la luz de la luna, y como ya he contado en otras ocasiones, para disminuir el tono azul que va a dejar el balance de blancos en la foto, iluminamos el suelo y la torre con linterna cálida. Por último, intentamos iluminar el interior de la torre con linterna roja, pero la torre estaba cerrada y la luz que intentamos colar por una ventana chocó con el mobiliario que había en el interior de la construcción, por lo que sólo la pequeña luz roja que se ve a través del pequeño hueco de la ventana.

Como resultado de todo lo que os he contado, la foto de esta noche. Espero que os guste.

Los datos EXIF:


mara: Canon 500D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 32 sg 
Apertura: f/4
ISO: 400



jueves, 23 de octubre de 2014

Contra todo pronóstico

El fin de semana de fotografía nocturna no acabó el viernes en Las Médulas. Esa noche, tras fotografiar el castaño subimos al mirador de Orellán con la intención de llevarnos una buena panorámica de Las Médulas. Sin embargo, un cielo completamente cubierto escondió la luna que necesitábamos para iluminar tan vasta extensión. Esperamos más de una hora, pero no hubo suerte. Otra vez será.

La mañana siguiente, habiendo dormido aproximadamente 4 horas, cogimos el coche rumbo a Pontevedra, más exactamente, Cangas de Morrazo. Muy cerca de allí se encuentra el Cabo Home, nuestro destino fotográfico final.

La mañana no tenía buena pinta. Como ya comenté la semana pasada, había previsión de lluvias para el fin de semana, más el sábado que el viernes, y prácticamente todo el día en Galicia. Aun así decidimos ir a Cangas. Estábamos muy cerca, así que asumimos que el tiempo que nos íbamos a encontrar no iba a ser el ideal para sacar fotos nocturnas, y que tendríamos que esforzarnos más de lo normal para llevarnos algo decente a Madrid. Todo el trayecto lo hicimos con el limpiaparabrisas funcionando a buen ritmo. Sin embargo, al llegar a Cangas, el cielo no tenía tan mala pinta. Incluso pudimos ver algún rayo de sol que se abría paso entre las nubes.

Poco a poco pudimos ver que el tiempo iba mejorando y que las nubes no parecían tener mucha intención de regalarnos más agua. Así fue y por la tarde, tras descansar un poco en el hotel, pudimos ir a ver con luz de día los puntos que íbamos a visitar por la noche. Aunque estos puntos los conocí en verano, esta vez podría volver a verlos pero con ojos de foto nocturna, sabiendo cómo podríamos plantear el trabajo que por la noche íbamos a hacer, pensando en pros, en contras y valorando las diferentes opciones que podrían presentarse.

Una vez visitados los puntos, y con el plan nocturno trazado, nos fuimos a descansar, luego a cenar y, a continuación, al primer destino de la lista, el que esta noche os muestro: Cabo Home, extendiéndose como un largo brazo que apunta a las Islas Cíes, visto todo desde el Monte do Facho. Las vistas que desde allí se pueden disfrutar son impresionantes. Pero no solo eso. Además, me quedo con el silencio, la tranquilidad y la sensación difícil de describir al ver el mundo bajo tus ojos. 

Para una foto como la que veis es importante contar con una fuente de luz lo suficientemente potente como para iluminar lo suficientemente bien la enorme cantidad de terreno que queremos que aparezca en la foto. Este fin de semana dispusimos de la mayor fuente de luz nocturna que podemos tener: la Luna. Las fotos con luna se caracterizan porque los cielos que se se obtienen pueden tener un color azul muy especial. Para conseguirlo marcamos el balance de blancos en una posición de la cámara que nos ayudara a conseguir este color en la fotografía. Este valor está en torno a los 4000 K. El problema de hacer esto es que, la luz de la Luna, unido a este balance de blancos, hace que los elementos de la foto aparezcan con un tono azulado. Este efecto lo vamos a ver sobre todo en el primer plano de esta foto, así que para poder eliminar, o disminuir este tono azul, lo que hicimos fue iluminar suavemente con linterna cálida el primer plano de la foto. ¿Qué conseguimos con ello? Simple: con ellos aumentamos la temperatura de color de las zonas que iluminemos. En definitiva, ayudamos a que el color azulado disminuya.

Y esto es todo por esta semana. Espero que os haya gustado.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 519 sg 
Apertura: f/8
ISO: 100




jueves, 16 de octubre de 2014

El Devorador de Almas

La noche en Las Médulas no acabó con la foto que os mostré la semana pasada. En nuestros planes iniciales, como ya os comenté, estaba llevarnos fotos en La Cuevona y en La Encantada. Sin embargo, no hicimos nada en La Cuevona y no salimos contentos de La Encantada. Aun así, todavía teníamos en mente otras 2 fotos, de las cuales, sólo una fue posible. Bueno, podía haber sido peor, pues hay noches que te vuelves con las manos vacías, y esta noche, por suerte, no fue de esas.

Antes de visitar Las Médulas por primera vez en mayo, no tenía muy claro lo que me iba a encontrar. Sí, sabía que iba a conocer algo diferente. Sabía que pasearía rodeado de grandes moles de piedra roja. Un paisaje que no había visto anteriormente en ningún sitio.

De lo que no tenía ni idea es de la cantidad de castaños enormes que durante todo el tiempo que durara el paseo iba a encontrar a un lado y a otro del camino. Ninguno parecido a otro. Todos con formas llamativas. Pero de entre todos ellos uno llamó mi atención de forma particular. Las fascinantes formas dibujadas en su tronco y en las raíces que se dejaban ver antes de esconderse bajo tierra hicieron que me detuviera y que mi imaginación empezara a funcionar. Y lo que mi imaginación vio allí fueron caras. Caras de muchas formas. Caras unidas. Ojos y bocas unidos formando caras y más caras. Por supuesto, caras expresivas... mostrando dolor, sufrimiento. Inmediatamente me vino a la cabeza una película: Sleepy Hollow. Recordé que en esta película de Tim Burton había un árbol que servía de morada del mal... y lo vi claro. Algún día me llevaría a casa mi árbol de Sleepy Hollow. Algún día me llevaría a casa un árbol devorador de almas.

Y así fue. En esta visita a Las Médulas, de noche, jugamos a pintar un árbol con vida o, mejor dicho, con alma. Como en otras ocasiones en las que hemos pintado árboles, la iluminación principal se hizo de izquierda a derecha intentando destacar las fantásticas texturas que este castaño nos enseña. Además de esta iluminación, desde la izquierda se iluminó con menos potencia para intentar suavizar las sombras duras que la primera iluminación hubiera podido dejar. Ambas iluminaciones se hicieron con linternas con luz cálida. Los ojos rojos que aparecen a la izquierda del árbol se pintaron con una linterna de luz blanca sobre la que se había puesto un gel de color rojo para cambiar el tono.

El color del tronco del árbol se ha conseguido bajando mucho la temperatura de color con el balance de blancos. Con ello lo que hemos intentado conseguir es darle un aspecto más tétrico al árbol. Espero que lo hayamos conseguido, y que os guste.

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 129 sg 
Apertura: f/5,6
ISO: 400



jueves, 9 de octubre de 2014

La Tierra del Oro II

Si seguís este blog sabréis que hace unos meses pasé 4 maravillosos días en El Bierzo. Allí tuve la oportunidad de visitar Las Médulas y de poder disfrutar del increíble paisaje que la explotación minera hecha por los romanos nos dejó hace muchos años. Y es que el color y las formas marcianas de las formaciones rocosas que forman parte de Las Médulas podrían hacerte pensar durante un tiempo que estás recorriendo el Planeta Rojo. 

En aquel viaje de 4 días me quedé con unas ganas locas de hacer el recorrido por la noche y saber qué podría recoger el sensor de mi cámara cuando se enfrentara al color anaranjado de la piedra de Las Médulas. Por ello, propuse a José pasar un fin de semana de fotografía nocturna en el que la primera noche la pasaríamos fotografiando Las Médulas y todo aquello que en mi viaje meses atrás deseé fotografiar. Durante cerca de veinte días estuvimos planificando ese fin de semana. Organizando hora de salida de Madrid, horas de viaje, puntos que visitar y fotografiar y, por supuesto, controlando el tiempo que nos íbamos a encontrar el viernes en Las Médulas. Esto fue lo peor, pues, durante casi 2 semanas, la predicción meteorológica para ese viernes, los días de antes y los de después en Las Médulas era estupenda. Lunes, martes, miércoles, jueves.... el jueves ya cambió la cosa. Revisión de eltiempo.es. Lluvia el viernes por la noche.... :-(

A pesar de todo, decidimos ir. Ya estaba todo reservado y el viaje planificado. Además, no sería la primera vez (ni la segunda, ni la tercera... ni la última) que eltiempo.es falla en su predicción. Y esta fue una de esas veces! La predicción falló... bueno, a medias. Y es que, aunque las primeras horas de la noche el cielo que nos encontramos en Las Médulas fue estupendo, a partir de la 1:30 aprox. la cantidad de nubes fue a más hasta cubrir por completo el cielo. 

Como decía, al llegar a Las Médulas nos encontramos con un cielo fantástico, así que nos pusimos manos a la obra. Paseo hasta La Cuevona y La Encantada, las famosas cuevas en Las Médulas. Había visto muchas fotos de ambas cuevas y tenía ganas de llevarme mi versión a Madrid. Nada más llegar a La Encantada, la primera en la frente: cortado el acceso a la cueva por peligro de desprendimiento. Lo primero que pensamos fue: "claro, hombre, como si fuera a desprenderse algo". Pero nada más cruzar la cinta que "cortaba el paso" empezaron a caer piedras del tamaño de canicas que nos hicieron replantearnos la estupenda foto de La Encantada. No sabemos muy bien si las piedras cayeron debido al mal estado de la entrada o a la existencia de un nido de cuervos (o eso parecían), en lo algo de la entrada a la cueva, a los que no les hizo mucha gracia la visita nocturna. Desde aquí, consejo si tenéis intención de entrar en La Encantada: llevad, no sólo casco, sino algún tipo de protección para la cámara. Una piedra en tu cámara mientras estás haciendo fotos puede producirte grandes dolores de cabeza por mucho casco que lleves puesto ;-).

La visita a la Cuevona no fue mucho mejor. El enorme contraste producido por el exterior de la cueva, iluminado con una luz de luna llena, y la completa oscuridad de la cueva hizo que no viéramos una foto que nos convenciera. Sin embargo, nada más salir de la cueva nos encontramos con un escenario que nos atrajo enormemente, y fue el que esta noche os he traído aquí.

La foto no requirió mucho trabajo, la verdad. La luna y la cámara hicieron casi todo el trabajo. Sí, casi todo. Algo había en la foto que no nos convencía, y estaba enfrente de nuestras narices. La montaña más alta, la central tenía una parte muy iluminada, pues la luna se encontraba a la izquierda, pero había una cara que estaba en completa oscuridad. Para eliminar esa completa oscuridad, durante todo el tiempo de exposición le dimos luz a esa cara con linterna cálida (sí, a esa distancia, más de 100 metros, pintamos esa cara con linterna). Así que esta fue la primera foto que consideramos decente esa noche.

Y poco más se puede decir de la foto. Espero que os guste

Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 101 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 100