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jueves, 29 de junio de 2017

House of Evil

Una tarde, hablando con Luis, me enseñó la fotografía diurna de una casa en ruinas que tenía ganas de visitar y de fotografiar. Se trataba de una vieja casa abandonada en una finca, y a la cual se llegaba por un camino que salía desde una carretera comarcal. Cuando vi aquella foto pensé que, efectivamente, había que visitarla. No sabía cuándo, pero había que visitarla.

Semanas después, un día, hablando con Luis sobre dónde poder salir de fotos, me dijo: "Oye, ¿por qué no vamos a la casa de la foto que te mandé el otro día?". Me pareció buena idea, así que cargué baterías, me puse la ropa de faena, cogí cámara, trípode y linternas y me fui con Luis a aquella casa.

Como he dicho en muchas ocasiones, no sólo en este blog, sino también en ocasiones en las que he hablado de fotografía nocturna con otras personas, creo que las localizaciones hay que visitarlas de día. Verlas de día ayuda, no sólo a conocer el terreno y las dificultades que pueda tener, sino que también permite encuadrar mejor, pues tienes mejor visión del entorno que te rodea. Ese día, sin embargo, por diferentes causas, no pudimos llegar con luz de día.

Las coordenadas que Luis tenía eran correctas, así que no tuvimos problemas en encontrar el camino de acceso a la finca. Cuando llegamos allí Luis me dijo algo así como: 

- Pues... esta casa tiene historia.

Sin mirarle, pregunté:

- ¿Qué tipo de historia?

- Asesinatos  me dijo

Giré la cabeza y dije:

- ¿Asesinatos? ¿Hablas en serio? ¿Y me lo dices ahora?

Veamos, no quiero que penséis que unas historias contadas por, vete tú a saber quién, sobre algo que pasó vete tú a saber cuándo y que, vete tú a saber si era verdad o no, podrían hacer que no nos atreviéramos a pasar a aquella casa o que no intentáramos llevarnos foto. No. No iba a ser así. Pero, por favor, poneos en situación. Dos tíos en pleno campo, frente a una casa en ruinas, con el sonido de ramas de árboles cayendo al suelo, ayudadas a caer por un viento suave que mueve las hojas de los árboles, y todo ello, por supuesto, en casi absoluta oscuridad (digo casi porque algo de luz residual había en el ambiente). Sí, claro que sí, intentaríamos llevarnos foto, pero, hombre, el subconsciente, a veces, es un poco puñetero.

Una vez que nos decidimos a entrar en la casa, fuimos recorriendo todas y cada una de las estancias que aún podían considerarse como tales gracias a las paredes que todavía seguían en pie. Recorrimos la casa para conocer el terreno y para pensar en cómo podríamos iluminar. En el interior, huellas de presencia humana en forma de agujeros por cartuchos de escopeta que también encontramos repartidos por el suelo en varios puntos de la casa, marcas de destornillador o de cuchillo en varias paredes, escombros, escombros, más escombros... Nos movimos por casi toda la casa. Digo casi toda la casa porque estuvimos en la planta superior, estuvimos en la planta baja, pero no bajamos al sótano. ¿Por qué? Bueno, si no va a salir en la foto, tampoco era necesario bajar, ¿no? ;-)

Hicimos varias pruebas de iluminación. Inicialmente planteamos un esquema de iluminación con luz cálida, pero no nos gustó y lo descartamos rápidamente. El balance de blancos necesario para que la casa no quedara amarilla nos dejaba un cielo con un color que no nos gustó nada, así que planteamos iluminar con luz blanca el exterior de la planta, y con luz cálida el interior. En esta circunstancia, si el balance de blancos lo ajustamos a una temperatura tal que la luz compensada sea la blanca, conseguimos que la luz cálida sea aún más cálida. Además, con un balance de blancos ajustado a esta temperatura, el cielo también tomaría un color anaranjado. Así que era cuestión de probar con luz blanca. Cuando lo hicimos lo tuvimos claro. Ésta sería la luz con la que iluminaríamos.

En este esquema de iluminación, un detalle. Si os fijáis, hay una habitación que no está iluminada. Podríais pensar que se trata de un descuido, pero no es así. Está hecho a propósito. ¿Por qué razón está hecho esto así?

En mi opinión, fotografiar casa en las que hay ventanas, puertas, o, en general aberturas por las cuales puede aparecer luz, no obliga necesariamente a tener que sacar luz por todas y cada una de esas estancias. En este caso, al menos, pienso que no era la mejor opción. El motivo es muy sencillo. La casa tiene un porche al que da la habitación que hemos dejado sin iluminar. Ese porche está iluminado. Si hubiéramos iluminado el interior de esa habitación, realmente habría pasado mucho más desapercibida que si, como hemos hecho, la hubiéramos dejado sin iluminar. Este es el motivo.

Poco más. Una casa impresionante que cuando tuvo vida debió de ser más impresionante todavía. No sé si allí realmente pasó lo que Luis me contó, pero, por suerte, no influyó en que nuestra cabeza nos jugara malas pasadas e impidiera que sacáramos una foto que, no sé si os gustará o no, pero que, al menos, nos hizo pasar un buen rato disfrutando, una noche más de esta afición.

Hasta la próxima!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 8 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400